ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  3 de noviembre  de 2022
                               
 

Aquella calle Asunción

Se da en muchos lugares de esta Sevilla que cada vez se parece menos a sí misma y se llama "gentrificación": "El proceso de renovación de una zona urbana, generalmente popular o deteriorada, que implica el desplazamiento de su población original por parte de otra de un mayor poder adquisitivo". Es lo que ha ocurrido en el Barrio de Santa Cruz, donde ya apenas quedan primitivos vecinos. Pero no sé cómo se llama lo que ha pasado en Los Remedios: el declive de un barrio por el envejecimiento de su población originaria. Un querido compañero que allí reside me lo comentó hace ya muchos años: "Me da la impresión de que vivo en un geriátrico, con unos vecinos cada vez más viejos." Muchos de los cuales ya fallecieron, y se dio en parte una renovación del barrio: los hijos se iban a vivir a la casa de los padres. Pero son los menos casos. El fundacional Los Remedios de los pisos de la Diputación en la calle Virgen de Luján y en República Argentina ya poco tiene que ver en su paisaje humano con el actual. Hasta ha perdido Los Remedios aquel carácter como de Barrio de Salamanca a la sevillana que tanto gustaba a los madrileños desplazados por trabajo a Sevilla. Ya Los Remedios ni siquiera se le aplica aquel viejo tópico (quizá "fake") que durante tantos años se repitió tanto: "En un congreso internacional de Arquitectura han puesto a Los Remedios como ejemplo de lo que no se debe de hacer con un barrio".

Barrio que sufrió la gran puñalada de las obras del aparcamiento subterráneo de Virgen de Luján, que hizo que quebraran tantos negocios. Desapareció, además, con la crisis económica del 2008 aquella Virgen de Luján a lo Wall Street, donde estaban presentes las oficinas de todas las cajas de ahorro y de todos los bancos de España, antes de las fusiones y rescates. Y más recientemente, Los Remedios ha sufrido otra gran puñalada: la peatonalización de la calle Asunción, que no sé qué falta hacía. Aquella calle Asunción donde te encontrabas de todo y por su orden, un poco de milla de oro y otro de calle principal de pueblo. La vieja calle Asunción de la llegada de los americanos a Sevilla, que se trajeron su sastre chino, su lavandería y hasta su primitivo Sloppy Joe´s donde se emborrachaban los militares yankis de la base y tenía que llegar su Policía Militar para acabar con las frecuentes broncas, como ha recordado J.F.Machuca. Una calle Asunción con su cine, sus estancos, su resistente ferretería, sus librerías, y con bares de barrio en las transversales. Y muchas tiendas de ropa infantil, y elegantes sastrerías, y el ambiente de café provinciano de Nova Roma y su inolvidable saloncito de té, en cuyos veladores Plácido Fernández Viagas pergeñó la preautonomía andaluza.

Quizá la peatonalización acabó con aquella calle Asunción. Y con la presente. La calle Asunción era un segundo centro de Sevilla. Ahora, y miren la cantidad de locales vacíos, es un impersonal segundo centro, pero sin veladores ni restaurantes ni turistas. Casi sin vida, al menos hasta que se llega a la parte donde aún queda circulación, de Virgen de Luján a la Feria.

 

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