Me encanta cuando usamos el plural para referirnos a la selección de fútbol: "Nos la jugamos en Qatar, derechos humanos aparte". Ni usted ni yo nos jugamos nada, pero con ese plural parece que somos todos más patriotas. Punto en el que me encantaría que fuéramos en todo lo relativo a España tan patrióticos como con la selección. A la que parece que fue Vicente del Bosque quien le puso lo de "La Roja" de mote, y "la Roja" se le quedó. A muchos nos choca bastante que le digan "La Roja" a nuestra selección de fútbol, aunque parece que va remitiendo la moda. Para mí "La Roja" es otra cosa: una señora de izquierdas, muy revolucionaria ella. Para mí La Roja por antonomasia era La Pasionaria. Y en nuestros tiempos, La Roja puede ser mi querida y respetada Amparo Rubiales, roja de toda rojitud y de toda la vida, desde cuando militaba en el clandestino PCE en plena juventud. En su casa, su padre, que era un respetable señor magistrado de derechas, había prohibido que en la comida se hablase de política, para evitar estas particiones familiares que ahora vemos tan frecuentes. Se hablaba de toros. Yo creo que Amparo sabe tanto de toros y es tan aficionada por la cantidad de horas en que no se habló de política en la mesa familiar.
La llamada Roja salió el otro día a jugar con Costa Rica no de rojo, sino de rojísimo. Con la habitual calzona azul cambiada por otra de color rojo también, como el rojo, rojo clavel de Rocío Jurado. ¿Ese solo color del rojo le dio suerte?
El caso es que igual que antes cuando nos hablaban de La Roja pensábamos en una señora comunista, ahora nos sobran rojas (o que se las dan de rojas) en el Gobierno. Incluso parece un segundo campeonato, sin Mundial de Qatar: ver quién es más roja de las señoras que forman el Gobierno de coalición, si las del Sector Sánchez o las del Sector Podemos. ¿Es más roja Irene Montero que María Jesús Montero, por no salir de las monteros y no precisamente de Espinosa? ¿O es más roja Yolanda Díaz? ¿Y Nadia Calviño? ¿Le preguntamos a los que tienen que pagar los impuestos por los beneficios extraordinarios de las energéticas, la Banca y las grandes fortunas quién es más roja? Y la casi desconocida Teresa Ribera, que suena tan poco como ministra para la Transición Ecológica, ¿será más roja que Margarita Robles, a la que como ministra de Defensa y por andar tanto en los actos de las Fuerzas Armadas algunos dicen que les quedan tufillos que nada tienen que ver con lo que entienden por esta izquierda radical que busca asegurarse el poder y perpetuarse en él al precio que sea para futuras elecciones? La verdad que en el Gobierno hay rojas casi desconocidas, como Pilar Llop, ministra de la Justicia de la ley del "sí es sí", o Raquel Sánchez, ministra de Transportes y de promesas (falsas) sobre Metro de Sevilla. Por todo lo cual, para que no haya peleas, y menos entre señoras, de cuál es más roja de todas, lo mejor es que le llamemos a la selección nacional de fútbol lo que siempre se le ha dicho, y con tan hermosa palabra: España.
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