ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  3 de diciembre  de 2022
                               
 

Aquella mañana de diciembre

Muy bien que la creación del 4 de diciembre como Día de la Bandera de Andalucía, que mañana celebramos, no la haya considerado la Junta como jornada no laborable, aunque este año cae en domingo. Hubiera sido insólito que hubiésemos tenido un puente con tantos arcos como el 4 de diciembre, por la Bandera Andaluza, el 6 por la Constitución, y el 8 por la Purísima. Pero bien está lo que bien empieza, y esta nueva fiesta comienza a poner las cosas en su lugar de la Historia. Para muchos, el verdadero día de la iniciativa imparable en la Autonomía Andaluza, cuando lo andaluces la pidieron sin intereses partidistas, fue el 4 de diciembre de 1977 y no el 28 de febrero de 1980, que el PSOE utilizó contra el error de la UCD: "Andaluz, este no es tu referéndum". El 4-D de 1977 se ganó y el 28-F de 1980 se perdió. No queremos acordarnos, pero en Almería no se ganó el referéndum de iniciativa autonómica de la pregunta-trampa, y hubo que hacer algunas componendas que a más de un político andaluz le costaron su futuro para que Andalucía no fuera menos que nadie, por el artículo 151 de la Constitución, y no por el 143.

Aquella mañana de diciembre de 1977 fue el despertar de Andalucía. Cuando apenas había conciencia ni de región, no digo ya de comunidad autónoma. El motor que puso a Andalucía en pie fue el orgullo, no querer ser menos que nadie del resto de España. A Andalucía le habían pisado un callo con el desprecio por su dignidad y todo un pueblo se puso de pie para exigir lo suyo, ni más ni menos que lo mismo que todos. Acabábamos de salir de la dictadura, y casi nadie sabía cómo era el pasado político andaluz. Mañana debería rendirse un recuerdo especial al médico, escritor y humanista José María Osuna, que fue quien legó el andalucismo y su bandera a las generaciones que se echaron a la calle aquella mañana de ilusión y esperanza. Osuna difundió "El Ideal Andaluz" entre los más jóvenes y les enseñó cómo era una bandera que entonces nadie conocía. Como no conocían a Blas Infante. Osuna fue el primero que escribió sobre Infante tras la guerra, en un artículo en ABC, tras su libro rabiosamente andalucista de 1952: "Andalucía en el fiel". Osuna había sido en su juventud fundador del PCE en la Universidad y estaba ya de vuelta de todo, pasados los horrores de una guerra en la que anduvo perseguido por ambos bandos a causa de su independencia, pero permaneció, como el título de su libro, en el fiel del orgullo andaluz. Cuantos organizaron con tanto entusiasmo como perfección las manifestaciones del 4-D en todas las ciudades no sabían quizá que había sido Osuna quien les había legado aquel patrimonio de sentirse andaluces. Ni el himno se conocía, y en su lugar se cantó una sevillana que en el recuerdo aún emociona: "Andalucía, guapa, mujer morena,/despierta que eres libre/de tus cadenas". Trabajito costó romparlas. A Caparrós, en Málaga, la vida. Pero aquel día empezó todo. Por metros se vendían las banderas de Andalucía en las tiendas de tejidos para la manifestación. Y por kilómetros podía medirse la ilusión y la esperanza que habíamos puesto en nuestra bandera, en nuestra autonomía, en nuestro orgullo de ser andaluces.

 

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