ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  6 de febrero  de 2023
                               
 

Aquel Río Grande

Se ha dado siempre por descontado que Sevilla vive de espaldas a su río. Ya no es cierto. Sevilla recupera cada vez más y utiliza las orillas urbanas del río al que llegó la nao "Victoria" y por donde salió Al Motamid hacia el destierro. El río del Puerto y Puerta de las Indias. En ambas márgenes, los sevillanos cada vez viven más el río. La calle Betis tiene animación sin necesidad de Velá de Santa Ana. La orilla del Muelle de Nueva York es un espacio como prolongado del Parque, para pasear en los días agradables. Nada digo del estrecho paseo que prácticamente llega desde Chapina al Puente de Triana, donde antes sólo se asomaban las traseras de la calle Castilla. Por no hablar del río deportivo de las instalaciones del Labradores, del Mercantil y del Náutico, que tienen una de las mejores pistas fluviales de remo de España. Y más que se va a recuperar todavía el río con la reapertura del restaurante Río Grande, que incluso ha abierto una web para que "echen el curriculum", los que quieran trabajar allí. Hasta 100 personas cualificadas buscan, lo cual es un respiro en la Sevilla de los cierres en la hostelería. Entre el restaurante Abades Triana y el nuevo Río Grande, este comienzo de la calle Betis tendrá una total renovación hacia mejor.

El nuevo Río Grande no tiene nada que ver con el antiguo, el de Paco Ramos, que era como una prolongación del José Luis de la Plaza de Cuba. En la dual Sevilla, había dos restaurantes a la mismísima orilla en la calle Betis: el elegante Río Grande y el popularísimo Bar Puerto. El Bar Puerto bajaba hasta la misma casi salvaje orilla de juncias y era como un bar de toda la vida. Al lado, el elegante Río Grande. Arriba estaba el largo y amplio comedor con las cristaleras sobre el río, al que se entraba por un jardincillo que daba acceso a un hall de espera con las paredes llenas de enmarcadas fotografías de los ilustres comensales que habían estado allí. Había en esa entrada a Río Grande algo que siempre me inquietó: la metálica placa roja de un final de trayecto de línea de los antiguos Tranvías de Sevilla S.A. ¿De dónde vino esa placa? Porque por la calle Betis en la vida pasó un tranvía.

En Río Grande empezaba el disfrute del paisaje único del río desde su orilla derecha, con la Torre del Oro y un fondo excepcional: la fachada de La Caridad, las Atarazanas, la Torre de la Plata, la Catedral y la Giralda. Fuera del restaurante estaba la barra, abierta a la terraza. Y allí, la simpatía y el señorío del irrepetible Paco Ramos, que hasta consiguió que un año La Estrella volviera por el puente de San Telmo para que pasara por Río Grande y le cantaran los saeteros que había contratado. Queda ahora el nuevo Río Grande en manos del Grupo Carbón y sus socios, empresarios andaluces entre los que se encuentran Miguel Gallego y GAT Inversiones, grupo liderado por los emprendedores Rosauro Varo y José María Pacheco. Les deseo éxito y a ver si vamos a comer allí los sevillanos. Porque antes sólo íbamos cuando teníamos invitado a un forastero al que le queríamos ofrecer, más que el almuerzo, una vista privilegiada del río y de la ciudad.

 

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