ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  15 de febrero  de 2023
                               
 

Necesitamos muchas Persán

Todo empezó hace más de 80 años como una pequeña empresa familiar, cuando en España no había lavadoras automáticas. Se lavaba a mano. Y fue entonces cuando en Sevilla inventó Persán su jabón "Escamas Saquito". Con aquel anuncio de la radio: "Escamas Saquito lava y usted descansa". Persán, de soltera, se llamaba Jabón Escamas Saquito. Se dedicaba inicialmente a la extracción de aceite de orujo, como tantas otras plantas de toda Andalucía. Pero Persán pasó del aceite de orujo a la fabricación de jabón. Hablo de los años 40 del siglo XX. Años de pila de lavar, refregador y jabón verde Lagarto. Hasta que España prosperó, salió de las penurias de la postguerra y empezó la verdadera liberación de la mujer en los trabajos de la casa. Persán sacó entonces su mítico Jabón Escamas Saquito, que era como el darwiniano origen de la especie de los detergentes.

Hasta que llegaron los americanos con el "Omo lava blanco", y "Ese lava limpio", y vinieron las primeras lavadoras. Y aunque Persán había sacado su jabón Flota, iba camino de la ruina ante el empuje de las multinacionales. Otros hubieran vendido la fábrica y hecho pisos en su solar. Los Sanabria Yoldi, quizá por aquello del Flota, se empeñaron en reflotar Persán. Y la reflotaron. En la ampliada fábrica de Persán de toda la vida pusieron un Bosque Verde, la marca con la que fabrican para Mercadona. Muchísimas marcas blancas de jabonería y productos de limpieza para todo el mundo los hace Persán en Sevilla. Que como no se dedicó al pelotazo ni a cazar subvenciones, no conoce la crisis, y ya han leído las cifras: ha doblado la facturación respecto a 2019 y alcanzado los 665 millones de ventas tras su expansión internacional. Porque no se ha quedado encerrada en Sevilla, sino que ha invertido más de 65 millones de euros en mejora y ampliación de su capacidad productiva en sus fábricas de Wroclaw (Polonia) y Saint-Vulbas (Francia). Y en la planta de Sevilla ha trabajado en la ampliación y modernización de su producción de cápsulas para detergentes y lavavajillas. Se ha globalizado. Aunque parezca increíble, la encomiable vieja pompa de jabón de Espuma Saquito de Persán no es ninguna burbuja que haya pinchado la presente crisis. No ha cerrado, sino que se ha expandido y ha creado más de 500 empleos durante los últimos tres años.

Yo me acuerdo ahora, como homenaje al amigo, de Pepe Moya, fallecido en enero de 2021, artífice de la refundación de Persán en 1993, cuando se convirtió en consejero delegado y presidente ejecutivo y puso los cimientos de la actual expansión. Bajo su mandato y apoyado por su esposa, Concha Yoldi, Persán se convirtió en el líder consolidado en Europa en la producción y comercialización de detergentes y suavizantes, logrando que la compañía multiplicase por diez su facturación. Hablamnos de "las industrias que perdimos", pero Persán es la multinacional que ganamos. Ojalá tuviéramos en Sevilla por lo menos media docenita de empresas como Persán, multinacional líder del sector del detergente en el mercado español, que otro PIB nos cantaría.

 

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