ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  27 de febrero  de 2023
                               
 

Las medallas, en vida

Muchas veces a las medallas y distinciones les ocurre como a Paca Mora en la canción de Quintero, León y Quiroga que cantaba Imperio de Triana: "Corrió el mayoral celoso,/a la defensa de su querer,/por pronto que quiso el mozo,/llegó la muerte primero que él". Muchas veces llega primero la muerte que el reconocimiento de la sociedad a los méritos de una persona ejemplar que debe ser reconocida. Así ocurrirá mañana con la entrega de los títulos y medallas de Andalucía, que la muerte ha llegado antes que el reconocimiento de dos personas que tenían toda mi admiración como artistas: Lola Flores y Julio Pardo.

"Los reconocimientos, en vida, que los disfrute el galardonado", dicen muchos. Lo suscribo. Qué pena, penita, pena que Lola Flores no hubiera podido recibir en vida su más que merecido título de Hija Predilecta de Andalucía. Lo siento sobre todo por el discurso que nos perdimos, en esta absurda resistencia española a conceder los honores en vida, porque hasta que no te mueres, no eres nadie, y para no despertar envidias. ¿Se imaginan lo que hubiera sido en ese Teatro de la Maestranza la genialidad de Lola Flores al dar las gracias por ser proclamada con toda justicia como Hija Predilecta? En el pecado de no haber querido reconocer en vida los merecimientos de la artista única que paseó con orgullo el nombre de su Jerez y de su Andalucía por el mundo llevamos la penitencia de la ausencia de esa voz que tantas veces nos emocionó no sólo con su cante y el compás único de su baile, sino con la maestría sobrada de las palabras más certeras y que más llegaban al alma. No será lo mismo ver a Lola Flores en un vídeo que resuma sus más famosas entrevistas llenas de arte que haberla escuchado de viva voz en ese escenario, la pataíta por bulerías que se habría pegado, el lerele de la zarzamora de una canción llena de amor por su tierra que hubiésemos quizá escuchado.

Y lo que digo de Lola Flores lo afirmo también del compositor gaditano Julio Pardo, el autor más galardonado del Carnaval, el innovador del coro. Julio Pardo estaba ilusionadísimo con su Medalla de Andalucía, que empezando por el Ayuntamiento de Cádiz tantas entidades y amigos le habíamos pedido con toda justicia. Julio tenía, aparte de todos los premios del concurso del Falla, el Antifaz de Oro, que es como el Toisón de la gente de Carnaval por unas vidas entregadas al engrandecimiento de la fiesta de febrero. Pero a Julio Pardo, ay, le llegó la muerte antes que la Medalla de Andalucía. Pisándole casi los talones; ha sido una muy triste cuestión de días. Y aunque Julio no iba a llevar a su coro al teatro para recibir la medalla, sí le cabe la honra de algo que con él ojalá se haga costumbre. Que igual que en las Medallas de Bellas Artes siempre se galardona a alguien relacionado con los toros, en las de Andalucía esté presente el arte popular del Carnaval gaditano. Primero fue el autor de comparsas Enrique Villegas, el de "Los Beatles de Cádiz". Luego, mi compadre Antonio Martín, el poeta único de la presentación de "Caleta". Ahora es Julio Pardo. Aunque la muerte se nos lo haya llevado, que su tercera medalla de Andalucía al Carnaval sea ya para siempre la consagración de la anual presencia de la gran fiesta del alma popular de Cádiz en las distinciones andaluzas de cada 28-F.

 

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