Tras leer "28-F: toda la verdad sobre la conquista de la autonomía por el pueblo andaluz", de José Luis Villar, creo que hoy los andaluces debemos celebrar que el 28-F haya dejado de ser la fiesta de la imposición de un régimen al servicio de los intereses del gobierno central por parte del PSOE para convertirse en una autonomía que empieza por vez primera a pensar en los propios problemas de nuestra tierra y a ser gobernada de otra manera y por otro partido. Hace ya 43 años de la preguntita dichosa del referéndum, pensada para lo que se pretendía: que Andalucía no tuviera autonomía plena, reservada a las que se llamaron "nacionalidades históricas", y llegara, en todo caso, a una leve descentralización administrativa, sin apenas capacidad de autogobierno ni legislación propia. La preguntita del referéndum del 28 de febrero de 1980 ya se ha olvidado, pero se las traía:
"¿Da usted su acuerdo a la ratificación de la iniciativa prevista en el artículo 151 de la Constitución a efectos de su tramitación por el procedimiento establecido en dicho artículo?".
Daban ganas de contestar: "¡La gallina!".
El camino hacia la autonomía desde el 4-D fue una larga carrera de obstáculos legales, políticos, administrativos. En el fondo, ninguno de los dos grandes partidos, ni UCD ni PSOE, creían en la autonomía de Andalucía, en el sueño de unos cuantos andaluces que supieron y pudieron movilizar a un pueblo para que nuestra tierra no fuera menos que nadie. De UCD, recuerden la famosa frase en la voz de Lauren Postigo: "Andaluz, este no es tu referéndum". Y el PSOE, con todo oportunismo demagógico, aprovechó el error, inmenso error de la UCD y de la derecha andaluza en algo que le interesaba más que nuestra tierra y su autonomía plena: desalojar a Suárez y a UCD de La Moncloa y hacer presidente del Gobierno a Felipe González. Ahora me queda la duda: ¿conquistamos la autonomía el 28-F, o fuimos todos cómplices del pretexto que se buscó el PSOE para echar de La Moncloa a la derecha, que entonces era el centro de UCD, y perpetuarse en el poder? En Madrid no pudo. Pero aquí en Sevilla bien que se perpetuaron en el poder durante casi 40 años los que inicialmente no creían en Andalucía ni sabían cómo era la bandera blanca y verde. Todo empezó con la chapuza de una pizarra con tiza en el escrutinio del Casino de la Exposición el 28-F y con un pucherazo: porque el referéndum se perdió en Almería. Tras un acuerdo que le costó el futuro al verdadero andalucismo, motor de la voluntad del pueblo, al que acusaron cuanto menos de traidor, en el 28-F de 1980 no se impuso la autonomía, sino que comenzó el que luego habría de ser el Régimen del PSOE en Andalucía, el entramado de poder y de influencias al que se le han visto las costuras con los ERE. En este 28-F debemos celebrar que hemos pasado de aquel Régimen del PSOE a una Andalucía gobernada por otras siglas, otro modelo de administración, otra ideología. Y sin tomar a Andalucía como escalera y caladero de pescar votos cautivos para llegar a la Moncloa.
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