Dicen que las mociones de censura, aunque no se ganen, desgastan al presidente del Gobierno en el poder que las recibe. Quien mayor experiencia puede tener, y no sé si lo ha contado, es Felipe González, que en 1980 presentó una moción contra Adolfo Suárez que aunque perdió, rechazada por 166 votos contra 152, significó el comienzo del final de la descomposición de UCD y el presagio de la mayoría absoluta que habría de llevarlo a la ventana del Palace dos años más tarde. Y ha habido muchas más mociones rechazadas, quizá presentadas testimonialmente. O sea, para nada. En 1987 fue rechazada la de Hernández Mancha contra González. En 2017, la de Pablo Iglesias (Podemos) contra Mariano Rajoy. En 2020, la de Santiago Abascal (Vox) contra Pedro Sánchez. Sólo la de Pedro Sánchez contra Mariano Rajoy en 2018 fue aprobada por los 180 votos del Bloque Frankenstein de investidura con los socios y allegados que aún siguen apoyándolo en el poder, contra los 169 votos que sacó Rajoy, que cogió Puerta, Camino y Mondeño antes de que aquello terminara a farolazos y dejó en su escaño el bolso de Soraya.
Y ahora, la segunda moción de censura de Vox contra Pedro Sánchez, presentando extrañamente como candidato a presidente del Gobierno al profesor Ramón Tamames. ¿Por qué y para qué? No sólo será rechazada, sino que afianzará aún más a Sánchez en el poder. Para mí que la moción de censura de Vox no la ha apoyado Feijóo, como dicen, sino el propio Sánchez, que saldrá fortalecido ante las elecciones autonómicas y municipales. Se mire como se mire, un disparate. ¿Qué tiene que ver Ramón Tamames con Vox? Sí, ya sé, con los años se va haciendo uno conservador, pero pasar de ser ariete del PCE desde la Facultad de Económicas de Málaga a marioneta de Vox en una inútil y descabellada moción de censura es algo que no cabe en cabeza humana. Sobre todo si miramos la brillante trayectoria profesional y política del prestigioso profesor Tamames, un símbolo del antifranquismo dentro del PCE, de cuyo comité ejecutivo fue miembro desde 1976 y por el que fue elegido diputado por Madrid en 1977 y 1979. Y entre 1979 y 1981, concejal también por el PCE y primer teniente de alcalde del Ayuntamiento de Madrid en la alcaldía de Tierno Galván.
Tamames es para muchos de nosotros, los de entonces, un símbolo del antifranquismo militante y del eurocomunismo del PCE que contribuyó con su moderación a la Transición y al régimen de libertades de la Constitución de 1978. Aparte de un autor de culto de dos libros que todos leímos como una rebeldía en aquellos años de la dictadura: "Estructura económica de España" (1960) y "Los monopolios en España" (1967). No me pega Tamames ahora a papitos con Vox, siendo blanco fácil de las acusaciones de haberse pasado a la ultraderecha. Que no lo creo. Se ha pasado donde siempre: a la libertad de pensamiento y de acción política. Claro que estar frente a Sánxhez no es lo mismo que hacer la oposición a Franco desde la clandestinidad. "Nosotros los de entonces ya no somos los mismos". Así que me voy a Cádiz, tomo su habla popular y ante esta incomprensible moción de censura, sospecho que Vox le va a dar a Sánchez un Tamamazo bueno. (Si le quitan a esta palabra la primera sílaba les sale redondo.)
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