ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  3 de marzo  de 2023
                               
 

Medalla para un defensor del patrimonio

Entre los más secretos ritos cuaresmales de Sevilla, esta tarde del primer viernes de marzo se celebrará en la Casa de Pilatos el Vía Crucis de la Pía Unión. Una tradición que cumple cinco siglos, establecida en 1521 por el primer marqués de Tarifa, don Fadrique Enríquez de Ribera, tras regresar de su peregración a Tierra Santa: instauró la celebración de un Vía Crucis que comenzaba en la Capilla de la Flagelación de su palacio de San Andrés. Se cuenta que había contado personalmente la distancia desde el Pretorio de Pilatos al Monte Calvario: 1321 pasos, 997 metros actuales. De ahí el nombre de Casa de Pilatos para su Palacio de San Andrés, de donde arrancaba el Vía Crucis al humilladero de la Cruz del Campo. Este Vía Crucis, origen de la Semana Santa, se celebró hasta 1873 y se restableció en 1957. En ese año, los descendientes del marqués de Tarifa lo restablecieron, con 14 estaciones hasta la Cruz del Campo. No obstante, a los pocos años dejó de realizarse, hasta que lo recuperó en 1975 el Consejo de Cofradías, con la Pía Unión, integrada por todos los hermanos mayores de penitencia.

Sólo por el mantenimiento y restauración del patrimonio inmaterial que supone el histórico Vía Crucis de la Pía Unión, que continá gracias a su iniciativa y desvelos, estaría más que justificado que ADEPA pida la Medalla de Sevilla para don Ignacio de Medina y Fernández de Córdoba, XIX Duque de Segorbe, por sus "especiales merecimientos y servicios prestados a la ciudad de Sevilla por su defensa, restauración, difusión y promoción turística del patrimonio histórico, artístico, arquitectónico y natural de la ciudad". Me sumo a esta justa petición. Necesitaría muchas páginas para desglosar la inmensa labor de Segorbe, el mecenas sevillano que en los peores años del PRICA y sin ayudas oficiales salvó la destrucción de la ciudad con la modélica sociedad Pro Sevilla, que evitó los derribos de la Judería de San Bartolomé y realizó una labor de conservación de nuestro patrimonio que nunca le ha sido reconocida. Bastaría citar su labor con el Hotel Las Casas de la Judería: rehabilitación de un gran entramado urbano situado entre las collaciones de Santa María la Blanca y San Bartolomé, integrado por un conjunto de 27 inmuebles de arquitectura diversa, desde la nobiliaria a la más popular de casas de vecinos y corrales, comunicadas mediante diversos pasadizos y 40 patios, jardines, túneles y laberínticas callejuelas interiores, que se articula como un barrio histórico al recuperar parte del viario perdido de la antigua Judería. Se trata del más importante conjunto de arquitectura popular de los siglos XV a XVIII conservado en Sevilla. La Casa de Velázquez, la Casa de Hernán Cortés han sido otras de sus ejemplares obras de conservación, pero, ay, no tengo espacio para reseñarlas todas. Por no hablar de su tarea como bibliófilo, reuniendo una de las más reputadas colecciones de obras impresas, grabados, estampas y fotografías sobre el Reino de Sevilla. La conservación y salvación del patrimonio de Sevilla le debe mucho al Duque de Segorbe. Lo pienso con toda justicia en esta tarde cuaresmal y antigua del patrimonio inmaterial que ha sabido mantener con el Vía Crucis de la Pía Unión en su Casa de Pilatos.

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