ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  18 de marzo  de 2023
                               
 

Desatascos y atascos

Preguntábamos el otro día si era uno solo o varios clonados el tío que llega con casco de albañil y chaleco reflectante, saca una valla del camión, corta la calle y forma el follón siglo en la circulación. Pues son varios, y diversos. Enrique Becerra nos ha comentado que cuando tenía abierto su restaurante, todas las mañanas llegaba a la esquina de Gamazo con Zaragoza un tío que repartía sus mercancías en una furgoneta. Plantaba la furgoneta, abría la parte trasera, sacaba una valla municipal falsa, la colocaba allí y se dedicaba tranquilamente a su reparto en la calle. Terminado el cual, volvía a quitar la valla, la guardaba en la furgoneta y continuaba su marcha. No llevaba casco ni chaleco reflectante ni se las daba de albañil: era simplemente cara lo que le echaba. Estaba cortando la calle el tiempo que quisiera para hacer su trabajo a gusto antes de que llegara la Policía Local y lo multara o lo obligara a circular.

Otro lector nos cuenta una variante del tío de la valla en la que no habíamos caído, y que es una pesadilla en esta ciudad de los cortes por obras en San Francisco Javier, en Heliópolis, en la avenida de la Raza y donde menos te esperas. Esta variante del tío de la valla es el vehículo de las empresas de desatascos de tuberías, desagües y bajantes. Los que se llamaban antes "los varilleros", por las varas de madera flexible y enroscables unas a otras, prologándolas de longitud, que llevaban amarradas al cuadro de su bicicleta. De la que bajaban y tras enroscar unas varillas con otras, se disponían a desatascar el más atrancado bajante de una casa o registro del alcantarillado.

Los varilleros han evolucionado con un sistema de trabajo que no compendemos. Ya no llevan varillas, sino unas gomas que inyectan agua a presión y que salen de un vehículo, que va desde una furgonetilla a un gran camión. El varillero de la antigua observancia colocaba su bicicleta en la acera y no cortaba circulación alguna. Pero ahora el vehículo de los desatascos es de la misma cofradía que el tío de la valla. La furgoneta o camión de los desatascos elimina los de los desagües, pero atasca la circulación al azar, en toda Sevilla, en cualquier calle. Llegan los varrilleros de esta versión actual de los tubos de goma negros de agua a presión, y de momento sacan la valla, la misma que el tío de la valla. Y la colocan en medio de la calle, que cortan y llenan de tubos negros que extienden desde sus vehículos a los portales de las casas, a los locales, a los registros del alcantarillado. Todo es aleatorio. Nunca sabes dónde te van a impedir que pases con el coche ni dónde te va a coger la furgoneta de los tubos negros desatrancando un atasco de desagüe y atascando la circulación.

Mi esperanza es que todas las obras de Emasesa para los nuevos colectores disminuyan la ruleta rusa de la furgoneta de los desatascos. Que podrá dedicarse entonces, por ejemplo, a desatascar las listas de espera para las gestiones presenciales en la Seguridad Social.

 

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