ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  29 de marzo  de 2023
                               
 

Lucro cesante en la carrera oficial

Ha habido una polémica sobre el cierre durante la Madrugada de los bares cercanos a la carrera oficial o abiertos en ella misma, para evitar las guasas del alcohol, con una especie de ley seca. Que lo que nos faltaba era que los gamberros de la Madrugada se pusieran a cantar en sus botellonas como los del fútbol: "Alcohol, alcohol,/ hemos venido a emborracharnos,/ la Madrugada nos da igual". Todo puede andarse. Y más con esas aterradoras cifras de mil nazarenos más todavía en la noche más hermosa, pero también más conflictiva de Sevilla.

Se ha hablado de los bares de la carrera oficial y de la ley seca, pero en cambio hay algo que me extraña que se dé por lo más normal del mundo y nadie proteste. Y son los comercios de la carrera oficial, que de Lunes a Sábado Santo tienen cierre obligatorio todas las tardes, sin que ni el Consejo ni el Ayuntamiento les compensen el lucro cesante. Sí, en cuanto abren la carrera oficial al menos una hora antes de que la primera cofradía del día llegue a La Campana, todas sus calles se cierran y su entrada en ellas sólo es permitida a los abonados, enseñando la correspondiente tarjeta de las sillas, o a los vecinos y residentes que hayan obtenido un pase especial para poder entrar en sus propias casas. Los comercios de La Campana, de toda Sierpes y de la Avenida están obligatoriamente cerrados por las tardes. Aunque quisieran abrir, tendrían que quitarse las moscas a manotazos y no venderían una escoba: sólo podrían entrar a comprar los abonados de las sillas, y no todos, sino únicamente los de esa parcela donde están ubicados. Es decir, que calles enteras se paralizan toda la tarde a y hasta muy bien entrada la noche en su actividad comercial o mercantil, por los controles y el aforamiento de la carrera oficial. Si tienes que hacer alguna gestión en uno de estos establecimientos, en cualquier oficina, o comprar algo en uno de estos comercios, que sepas que has de hacerlo por la mañana, porque por la tarde es imposible. Ni lotería en El Gato Negro puedes comprar, como no seas abonado en la parte de los números pares de la Avenida que va de García de Vinuesa al muy retratado edificio de La Adriática.

Y los bares y cafeterías de la carrera oficial, tres cuartos de lo propio. Dicen que en la Madrugada no pueden servir esto o lo otro, pero es que el resto de los días de Semana Santa sólo pueden atender a los abonados de las sillas cercanas. Como le pasa al Gato Negro con la lotería, el Café Génova no puede dar ni un refresco a quien no tenga las sillas allí cerca y nada digo del antiguo Catunambú pequeño de Sierpes. Como hermano de comercianta afectada por estas medidas, me extraña que ni la Cámara de Comercio ni la patronal del gremio, desde que reformaron y vallaron la carrera oficial cuando la Expo, hayan pensado en algún tipo de compensación a estos establecimientos, cuyos gastos generales tienen los mismos importes y cuyo personal cobra como que si estuvieran fuera de las parcelas de los abonados y de los muy estrictos controles de entrada, hasta con contraseña para salir si quieres tomarte un café en otro sitio mientras pasan 30.000 nazarenos y volver luego a tu silla.

 

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