ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  31 de marzo  de 2023
                               
 

Vísperas consolidadas

Ya el primer nazareno no lo vemos el Domingo de Ramos, ni es de La Paz ni de La Cena. Ya el primer nazareno lo vemos hoy, Viernes de Dolores, por Bellavista, por Pino Montano, por Heliópolis. Es de una cofradías de vísperas, de las que en muy pocos años se han consolidado y arraigado cada vez más en sus barrios. Los niños que coleccionan las "Holycards" se saben los colores de sus túnicas. O las advocaciones de sus imágenes. Empezaron muchas como agrupaciones parroquiales, sin nazarenos y sin túnicas, hasta que desde Palacio les llegaron sus reglas como hermandades de penitencia. Estaban muchas en una especie de lista de espera para poder ir a la Catedral, hasta que nos dimos cuenta de pronto que Viernes de Dolores y Sábado de Pasión son ya dos días más de la Semana Santa. Sin carrera oficial y sin sillas en la calle Sierpes, y sin problemas de parones en el cruce de Gravina con Reyes Católicos, pero dos días más de la Semana Mayor, tan nuestros como los grandes de la luna de Parasceve, la primera llena de la primavera.

Las cofradías de vísperas ganan prestigio y sitio por días. Y número de nazarenos. Es más que simbólico que una de las primeras en salir hoy Viernes de Dolores sea La Misión. Esto es lo que han hecho las cofradías de vísperas en los barrios: una misión de evangelización en lugares apartados del centro, lejos del peso de la tradición en el espacio y el tiempo. Este es el milagro de las cofradías de vísperas. El milagro del espacio, más que el milagro del tiempo. El gozo no es cuándo salen, sino de dónde salen. No es cuestión de tiempo, de la lista de espera para llegar a la Catedral algún día, salvo el Cristo de la Corona, que no tiene que ir a la Catedral porque ya está en ella, en El Sagrario, del que casi nadie sabe que es la iglesia del Señor San Clemente. Las cofradías de vísperas tienen el gran mérito del espacio: de haber llevado los tuétanos de la Semana Santa a los extrarradios de una Sevilla tan cofradiera ya como el centro. Las nombramos como a las más clásicas: las de Madrugada... y las de Vísperas. La nómina del día que nos enumeran los programas nos dan la letanía de los barrios que se han hecho ya tan cofradieros como San Vicente o Triana: Torreblanca, Alcosa, Padre Pío, San Jerónimo, Pino Montano, Palmete, Ciudad Jardín, Polígono Sur.

Lo que hizo la Hermandad del Gran Poder llevando al Señor en misión evangelizadora a los tres barrios más abandonados de Sevilla es lo que realizan calladamente las cofradías de vísperas, que muchos no tienen en cuenta y las toman como de tercera división, cuando son un fenómeno digno de estudio pastoral y, desde luego, de toda la atención de la ciudad.

A mí las cofradías de vísperas me ganaron con el Señor de la Corona entrando de vuelta al Sagrario por un Patio de los Naranjos de la Catedral vacío, oyéndose sólo la música de capilla y el rachear de los pies de los costaleros. Una imagen que puede igualarse con el día mayor y más pregonado y famoso de la Semana Santa. Así que felicidades por su labor y larga vida a las cofradías de vísperas, trozos de carrera oficial y de la mejor ciudad en la Sevilla más olvidada y alejada del centro.

 

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