ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  12 de abril  de 2023
                               
 

El sexo de los patinetes

Hay una discusión por abordar más práctica que la bizantina sobre el sexo de los ángeles: qué son los patinetes eléctricos que cada vez proliferan más en Sevilla. ¿Son bicicletas? ¿Son motos? ¿Son autos de dos ruedas y sin marcha atrás? Pues mire usted: son de todo eso, porque se comportan como más les convenga. Incluso como peatones. Cuando al patinero le conviene, es peatón y circula por la acera tan tranquilamente, incluso respetando los semáforos. Cuando le interesa, es una bicicleta normal, para lucrarse de las ventajas del carril-bici, del que cada vez tenemos más kilómetros en Sevilla, para mengua de las aceras y sustos del peatón. Y cuando al del patinete eléctrico le interesa, se convierte en automóvil y tira por la calzada, entre los coches y los autobuses. Jugándosela muchas veces, pero tira por ahí por la calle, o por el carril de autobuses y taxis. ¿Usted no se acuerda de aquella frase capillitona sevillana con las de un miura, que decía: "Dios está en todas partes; incluso en la Sacramental del Sagrario"? Pues algo así le ocurre al patinete eléctrico, que está en todas partes. En todas aquellas partes en las que como seas peatón y no te andes con cuidado, te arrolla este artefacto del demonio, que tiene tan buena prensa progresista porque dicen que es muy sostenible y nada contaminante. ¡Pero cualquiera trae en él las bolsas de Mercadona!

Y muy peligroso. En París, sin ir más lejos, los patinetes eléctricos han arrollado a tantos peatones que el año pasado produjeron siete muertes (sí, siete) y 459 heridos, que se dice pronto. Razón por la cual, la alcaldesa Ana Hidalgo, la medio gaditana, ha realizado un referéndum sobre los patinetes eléctricos de alquiler por su alta siniestralidad. Y a la vista de lo que piensan los parisinos ha decidido que a partir del 1º de septiembre quedarán totalmente prohibidos los patinetes de alquiler, aunque siguen estando autorizados los privados. Y aunque en Madrid han planteado el problema, han decidido no hacer consulta alguna, y te seguirá pudiendo atropellar un patinete de alquiler lo mismo en Serrano que en Vallecas. No así en Valencia, donde el alcalde Jean Ribó se lo ha tomado tan en serio como su colega parisina y anunció una medida que me encanta: "París se va a parecer a Valencia".

¿Y Sevilla? Pues Sevilla es la jungla y tendrá que haber muertos para que nos tomemos en serio el problema de las empresas con licencia que le alquilan el patinete eléctrico a cualquiera. Que después dejan tirados donde quieren, y que nunca se sabe si tienen seguro o no, si exigen al menos licencia de conductor de ciclomotores, ni si el patinetero tiene idea de por dónde puede circular y por dónde no. Deberíamos hacer como en París, a ver qué pensamos y hacemos. Quién me iba a mí a decir a mí que sería asunto de debate político lo que las niñas de mi colegio de la Doctrina Cristiana cantaban saltando a la comba: "Un patín, patinar, patinaba una chica en París; tropezó, se cayó y de pronto se le vio...que no sabía patinar".

 

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