Igual que han dado el resumen de las cifras de ventas de la hostelería en Semana Santa y de ocupación de las plazas hoteleras...
--¿Usted no cree que en Sevilla la expresión de "plaza hotelera" tiene un significado distinto al del resto de España y del mundo hispanohablante?
--¿Por qué lo dice? -
--Hombre, porque aquí tenemos plazas que son completamente hoteleras. Por ejemplo, la Plaza de la Magdalena es una plaza hotelera, donde hay no sé cuántos hoteles; todos de cinco estrellas, naturalmente. Y Molviedro es otra plaza hotelera, donde todo edificio, si no es ya hotel, pronto lo será. Y la mismísima plaza de San Francisco pronto se convertirá en una plaza hotelera, porque aparte de los cinco estrellas en marcha me han dicho que hasta en el edificio de lo que fue la antigua juguetería de Cuevas, aquella maravilla de escaparates de miniaturas de trenes, coches y barcos, van a abrir un hotel. Todos de cinco estrellas, por supuesto. En los hoteles de Sevilla va a haber más estrellas que en la gala de entrega de los Oscar. Y perdone que le haya interrumpido, pero venía al pelo.
Perdonado, y se lo agradezco. Que venía diciendo que igual que se han publicado las cifras de buen negocio de bares, restaurantes y hoteles durante la Semana Santa, algún observatorio económico de la Cámara de Comercio o de algún departamento de las Universidades debería dar a conocer lo que se ha gastado cada sevillano desde las cofradías de Vísperas al Domingo de Resurrección, lleno y reventa de la plaza de toros del Arenal incluido.
--Pues yo le voy a decir a usted cuánto se ha gastado cada sevillano.
--¿Cuánto?
--Más de lo que debía. Y muchos, además, debiéndolo, sobre todo si tenían aquí invitados de fuera, de ésos que decimos que "hay que atender". Cumpliendo la vieja máxima de los hidalgos: "Haz lo que debas, aunque debas lo que hagas".
Porque esto es lo sorprendente. Que los datos económicos sobre la crisis que dan el Fondo Monetario, o el Banco de España, o la Unión Europea, no se corresponden con lo que vemos en la calle, de la gente gastando y venga a gastar, como si lo regalaran, todo lleno, todos los aviones y trenes repletos y las carreteras colapsadas. A pesar de la inflación y de la perspectiva de recesión, y del paro, y de la subida del euríbor, la gente no ha hecho más que viajar y comer, sin reparar en gastos. Dicen que no hay dinero, que a muchos no llegan a fin de mes, pero eso se contradice con lo que hemos visto en estos días pasados. Y no hartos de gastar, ya estamos hablando de la Feria, de la cuota de la caseta, del traje de flamenca que tiene que estrenar la niña, de los mariscos que hay que encargar para la "cena del pescaíto". ¿De dónde sale el dinero, si dicen que no hay? Es un milagro sevillano que se gaste con tanta alegría lo que dicen que no existe. O quizá sea el esplendor del dinero negro.
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