ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  16 de abril  de 2023
                               
 

Ya salió el señorito

Mucho han tardado. Estaba echando en falta que el PSOE no le hubiera dicho ya a Juanma Moreno, presidente de la Junta, que es un señorito andaluz. Mal se anda de recursos ofensivos cuando se recurre a los tópicos. Es como si al presidente aragonés le dijeran tozudo o que al catalán le gasta más la pela que una subrogación a Ana Obregón. Y eso que a Juanma Moreno no le han jugado la mala pasada de una foto a traición lustrándose los zapatos en el trono del limpiabotas del Palace de Madrid, como le hicieron a Javier Arenas. Antes de llamarlo "señorito" debía haberse puesto al día la ministra de Transición Ecológica y Reto Demográfico, Teresa Ribera. Le hubiera quedado de cine haber completado su topicazo sobre Moreno Bonilla diciendo que es un señorito andaluz que va a caballo por Doñana y que se cree que Andalucía es su cortijo. O sea, lo que se creyeron sus antecesores socialistas, ahora condenados por los ERE, como Chaves o Griñán.

Quien le pusiera a la ministra Ribera ese argumentario por delante para insultar al presidente de los andaluces sabe poco de señoritos y desconoce desde luego la biografía de Juanma. Los señoritos andaluces no nacen en Barcelona ni suelen ser nietos de jornaleros ni hijos de emigrantes a Cataluña. Es más: tampoco suelen ser de Málaga, donde volvió de niño con su familia desde la emigración. El señorito andaluz, el de gomina, tertulia de casino, betunero y caballo a la puerta, debe ser de Sevilla. Y si es de Jerez, ni te cuento, con un horizonte familiar de bodegas y caballos y de no haber dado golpe durante generaciones. Moreno es de una tierra que no da señoritos, como Málaga. Allí es dificilísimo encontrar un señorito de los que no la doblan y presumen de fábrica de tubos: "Papá tuvo todo esto que ahora es un polígono industrial" y "abuelo tuvo aquí una ganadería de bravo". Moreno Bonilla no engancha en la Feria de Sevilla, ni tiene abono de barrera en el coso del Baratillo, ni es de la junta de ninguna cofradía, ni socio principal de una caseta de Feria, ni se dedica a dar "toques", a pedirle dinero prestado a los amigos. O sea, que ni es señorito ni es nada. Doña Teresa Ribera sabrá mucho de Transición Económica y de Reto Demográfico, hasta para qué sirve tan rimbombante y costoso ministerio, pero de señoritos andaluces no tiene ni idea. Señoritos que son una especie en extinción, y que, ya que todo ha surgido a propósito de Doñana, deberían ser protegidos como el lince ibérico, antes que desaparezcan, porque no están los tiempos para andar señoriteando por ahí sin doblarla. Si no quedan señores, ¿cómo van a quedar señoritos, si están todos tiesos?

Ah, y al final, pero no lo último en esta guerra del agua desencadenada a la vista de las encuestas del CIS sobre lo bien que va el PP en Andalucía. Ha dicho Sánchez que "a Doñana, ni tocarlo". Como al pulpo. Me parece muy bien. Siempre y cuando no lo toque tampoco él para irse allí con cuatro amiguetes en unas costosas vacaciones que le pagamos entre todos, tras cruzar el Guadalquivir por Bajo de Guía y tomarse una copita de manzanilla de Sanlúcar.

 

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