Últimamente de todo está haciendo 50 años. Parece que hace 49 o 51 años no ocurrió nada en Sevilla. Pero ahora hace 50 años de todo. Del traslado de la Feria a Los Remedios hace 50 años, y de la apertura en la calle Canalejas de la Cafetería Donald, que abrió en los tiempos del poderoso Imperio Catunambú, por situar el establecimiento en su época. Y para situarlo en su espacio, abrió al lado del exquisito bar que El Burladero del Hotel Colón tenía abierto directamente a la calle Canalejas, comunicándose con el gran restaurante que nos dejó Don Pedro Torres y que en una reforma incomprensible alteraron sustancialmente, perdiendo todo su empaque torero.
Donald desde el principio fue el bar donde acudían a tomar el café o la copita la gente del toro del Hotel Colón, y los profesionales de los cercanos estudios de Radio Sevilla. Fue desde sus comienzos un bar clásico, de los de "dinero al bote" y relojes de los camareros colgados de los golletes de las botellas de las raras y poco consumidas bebidas que no bajaban de sus anaqueles tras el mostrador. Ahora gracias a Isabel Aguilar hemos sabido parte de la historia de los 50 años que cumple el Donald. Don Mariano García, su actual propietario, lleva 48 formando parte del negocio. Entró como camarero de muchacho y en 1987, cuando se retiró Manuel Ávila, el propietario creador del bar, decidió quedarse con el establecimiento junto con otros dos compañeros, aunque desde hace unos ocho años pilota solo este clásico de la calle Canalejas. Don Mariano García nos ha hecho como una diferencia entre los bares por el plan antiguo y los actuales de la comanda tomada en un ordenador y un microondas esperando en lo que debía ser cocina clásica: "Somos los mismos de siempre: ofrecemos un trato cuidado, hablamos de usted al cliente y somos de los pocos sitios de Sevilla donde se siguen cantando las tapas".
Cantar las tapas... Sólo por esto, Donad merecía un premio. ¡Ay, aquellos recitativos-fantasía de los camareros clásicos enumerando las tapas de cocina! En todos los bares, antes de las pizarras con las tapas apuntadas con tiza o de los odiosos Códigos QR, se recitaban las tapas. El camarero te decía, siempre con el artículo por delante:
-- De tapita tenemos las albóndigas, el menudo, los riñones al jerez, las espinacas con garbanzos, la sangre encebollada, los calamares a la riojana, las huevas con mayonesa...
Sabían tanto aquellos presurosos camareros que las tapas de las que querían salir cuanto antes te las decían las primeras o las últimas, porque eran las que más se te quedaban en la memoria de la larga lista. El dueño de la cafetería Donald nos ha recordado las tapas recitadas por sus camareros como los cielos de cocina sevillana clásica que perdimos. Porque allí conservan esta costumbre de cantar las tapas. A la Cafetería Donald no le ha cogido la moda del "se prohíbe el cante" de la lista de tapas. Enhorabuena, y que sea por muchos años, señor García, que nos sigan diciendo ustedes qué tienen hoy de tapita.
Correo
Si quiere usted enviar algún comentario sobre este artículo puede hacerlo a este correo electrónico
