ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  4 de mayo  de 2023
                               
 

Con flores a María

Si el azahar lo identificamos con la cercanía de Semana Santa, con las cofradías de penitencia y el estallido de la primavera, al color violáceo de las jacarandas en flor debemos relacionarlo con las ya asentadas calores del verano, con las velas en las calles, con "la Majestad en público" de las sacramentales, con las procesiones de gloria de la Vírgenes. Si en estos días en que la primavera, pasada la Feria, ya ha asentado las plantas de sus pies en Sevilla como un torero sobre el albero del pisoplaza del Arenal hubiera, como el Jueves Santo, una ronda que recorriera la ciudad en un rito lírico, seguro que les diría a los poetas al concluirla junto al magnolio de la Catedral:

-- La ciudad está en flor de buganvillas y de magnolias, como corresponde al Mayo Mariano.

"Sevilla en flor" se titulaba el libro en el que José Andrés Vázquez nos dejó sus itinerarios de primavera, que son los caminos del alma de Sevilla. En mi itinerario particular, miro el almanaque y compruebo que la floración de la jacaranda coincide siempre con mayo. Con el mes de María. El mayo mariano de nuestras Vírgenes de gloria. El mayo del recuerdo del colegio de la Doctrina Cristiana en la calle Guzmán el Bueno, con los ramos de azucenas que traían las niñas con sus largos velos blancos que les llegaban casi hasta el mármol del suelo del patio de pilistras, y cantábamos en fila, camino de la capilla: "Venid y vamos todos/con flores a María,/con flores a porfía,/que Madre nuestra es". En Sevilla van con flores a María hasta los árboles callejeros. No tienen la buena prensa lírica del azahar y su olor. Pero hay colores que huelen, en una juanramoniana sinestesia de bellezas cruzadas. Y eso le pasa a las jacarandas, que huelen a mayo, a hermandades sacramentales en sus procesiones pascuales de palio y Marcha Real, a cohetes de la novena del Rocío oyéndose desde la plaza de toros, a barrunto del Corpus. Esta primavera honda que cuando termina le da tanta pena a Sevilla que hasta llora, y por tres veces, con las Lágrimas de San Pedro por las cuatro caras de la torre mayor.

Ese es el secreto, y una jacaranda de la avenida de María Luisa que echa de menos el cascabaleo de los carruajes camino de la Feria me lo acaba de confirmar. Como una margarita de amor que se deshoja, me ha dicho que sí. Que sí, que Sevilla se viste con el hermoso violáceo de las jacarandas porque también la ciudad va con flores a María en este mayo en que honramos a la Virgen. Y algo más, esa jacaranda me ha dicho que en Sevilla hasta la Giralda va con flores a María: con flores de bronce de campana de repique de fiesta mayor, con las azucenas de sus cuatro jarras. Cuando en estas mañanas toca a coro o en estas tardes repica alguna fiesta grande de la Iglesia con las campanas de volteo, nos dice la Giralda que va a María con las flores de las jarras de azucenas, como las niñas de nuestro colegio, esta bella dama hay veces que sigue siendo niña. Y con ese color morado que, lagarto, lagarto, nos recuerda a cierta lista electoral del 28-M. Todas las jacarandas de Sevilla van con flores a María. Venid y vamos todos, jacarandas de Sevilla, con flores a María.

 

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