Antonio Machado dijo: "¡Qué bien los nombres ponía/ quien puso Sierra Morena/ a esta serranía!". Y hay que añadir lo mal que elegía los apellidos quien le puso "Colau" a Ada Colau, la alcaldesa de Barcelona, y en cambio "Bolaños" a Félix Bolaños García, ministro de la Presidencia. El 2 de Mayo de 2023, día de la Comunidad de Madrid, se formó el dos de mayo por estos apellidos puestos con tan mala fortuna. Se demostró en la Puerta del Sol que a quien le viene exacto, que ni a medida, lo de "Colau" es a Bolaños, y no a la alcaldesa de Barcelona, que está la señora allí haciendo lo suyo para mal de España.
Antes de los actos del día de la Comunidad de Madrid en la Puerta del Sol, Bolaños debería haber llamado a sus asesores, que deben de ser de 200 para arriba, y haberles mandado que buscaran un "Tratado del Arte de Colarse". Que existir, existe. Lo hubieran encontrado en "Bolaños nunca estuvo en la Feria", divertido artículo de Manuel Contreras en ABC de Sevilla, donde ofrece un breve cursillo práctico sobre las mil y una formas de colarse en las casetas donde no es uno ni socio, ni invitado, ni nada. O sea, exactamente igual que Bolaños en la Puerta del Sol en el acto organizado por Isabel Díaz Ayuso en el Día de la Comunidad. Bolaños podía haberse inventado mil excusas. Por ejemplo, la tan socorrida de "se me ha olvidado la tarjeta de invitación en casa". O si las señoritas del protocolo lo miraban en las listas, haber dicho lo habitual: "Vea si en vez de por Bolaños me han puesto por García, o por el cargo". Y en ese justo momento, como habría juntado gente, alguien le habría dado un empujón en la rebullasca de la aglomeración y lo habrían entrado por la cara, que era de lo que se trataba.
O podía haber recurrido a la Historia de la Tauromaquia, donde constan decenas de formas de colarse en los toros de balde. Como el caradura que durante años estuvo entrando sin localidad y por la cara en la plaza de Sevilla con una barra de hielo al hombro. Cuando llegaba al control de la puerta de cuadrillas por la calle Iris, decaía: "¡Que voy, que mancho! ¡Hielo para la enfermería!". Y entraba. Y dejaba allí la barra en el suelo y se iba corriendo a buscar una localidad libre donde sentarse para ver los toros de balde, que es uno de los grandes placeres de la Fiesta Nacional: verlos de válvula, de gañote y basta fijarse en los burladeros de callejón de Las Ventas en los próximos días isidriles.
Lo que le pasa a Bolaños es que el apellido no, ése es exclusivo de Ana Colau, pero tiene cara de colado. Como un amigo mío que llega con otros dos a su propio club social y sólo a él le preguntan: "¿Es usted socio?". Bolaños no es socio. Bueno, sí, socio de las tonterías que interesa al Gobierno airear, como la presente, para que no nos ocupemos de los problemas fundamentales. O para que nos indignemos con que la ministra de Defensa prohibiese en este 2 de Mayo el anual homenaje de la Artillería al heroico capitán Daoiz en su natal plaza de La Gavidia sevillana, aduciendo que estamos en precampaña electoral. Eso sí que es colarse en los sentimientos de la Patria y de la unión del Pueblo con su Ejército.
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