ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla, 19 de mayo  de 2023
                               
 

Alta velocidad...pero menos

Cuando se comenzó a hablar de él, el AVE no era el AVE (Alta Velocidad Española), sino el TAV, acrónimo de Tren de Alta Velocidad. Y más que de Córdoba o de Puertollano, se hablaba de Brazatortas, el puerto por donde los nuevos trenes a Madrid cruzarían en línea recta Sierra Morena, cosa que hasta entonces se hacía por Despeñaperros, por donde sigue subiendo la CN-IV hasta La Mancha. Bueno, pues habrá que ir pensando en otra palabra que no sea "alta velocidad" para definir a este tren, que siempre va tan lleno que te hace pensar: "¿Y cómo iba a Madrid toda esta gente antes del Ave?".

Como ya nada es lo que era y todo son desgracias, anuncian que los trenes de alta velocidad (AVE, AVLO e Iryo) que realizan el recorrido entre Sevilla y Madrid tardarán este verano casi tres horas, media hora más de lo habitual, debido a unas obras de mejora de la infraestructura. Ojalá las hagan, y el AVE vuelva a su modélica puntualidad inaugural, de las dos horas y poco más, que te devolvían el dinero si se retrasaba. Yo creo que ya no devuelven el dinero, porque la alta velocidad con Madrid es alta...pero menos. Cada dos por tres hay una avería y el Ave llega con retraso, o sale más tarde, cuando no te pegan un parón en pleno descampado de los antiguos dominios de la Orden de Calatrava, sin que te expliquen por qué se ha parado el tren ni cuánto va a tardar en volver a andar. Quien espera en Santa Justa para recoger a alguien, desespera; y quien viene expresamente a una reunión y pensaba irse y volverse en el día, primero que llega tarde a la reunión y después que no puede volverse en el día, porque no encuentra billete de vuelta y ha de hacer noche en Sevilla sin haberse traído ni pijama ni cepillo de dientes.

Demasiado buena es la infraestructura del AVE, que ha aguantado desde la Expo sin que sepamos que le hayan echado mucho dinero encima hasta que han empezado estos habituales retrasos y cancelaciones por culpa de la famosa catenaria. El material rodante sí ha sido modernizado y mejorado en muchos aspectos, entre otros en que tienes en el asiento un enchufe donde poder cargar el teléfono, cuando en 1992 no había ni cobertura siquiera de Moviline de los poquísimos teléfonos móviles que había entonces en España.

Demasiado ha aguantado la infraestructura del AVE, ahora con la competencia ajena a Renfe, que ha renunciado al monopolio que tiene desde después de la guerra: los trenes flecha roja de nombre Iryo, palabra que (aguanten la risa) ha construido a partir de los vocablos 'ir' y 'yo' (o sea, que es usted el que viaja y no Rita la Cantaora) el operador ferroviario ISLA, consorcio de la aerolínea española AirNostrum y la compañía ferroviaria italiana Frecciarossa. Así que entre el AVE de toda la vida, el Avlo (que es el Ave "low cost") y la competencia externa de Iryo a Renfe, demasiado aguantan esas vías y esas catenarias que tanto se estropean. Puestas para la Expo del 92, cuando viajar en el AVE era un lujo como del Orient Express y no un tren español clásico y lento, en el que sólo falta el de la boina que lleva un canasto con el almuerzo y una gallina, como en las películas de Paco Martínez Soria.

 

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