ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla, 20 de mayo  de 2023
                               
 

Vengan promesas

La coincidencia del Domingo de Pentecostés con la jornada electoral de las autonómicas y municipales da mucho que pensar y a mí de momento mucho juego para este artículo que tienen ante ustedes, por lo que les agradezco de corazón la miraíta. Ya dije que hay que tener puntería para que con la cantidad de domingos que hay en la primavera, poner las elecciones precisamente el que para los políticos y los que viven de la política es el 28-M, mas para la mayoría de los andaluces es el Domingo del Rocío, donde se junta el célebre millón. ¿Que de qué célebre millón hablo? Sí, hombre, todos los años dicen que ha habido un millón de personas en El Rocío. No 978.342, no. No 990.571, no. Ha habido siempre exactamente un millón, que yo no sé cómo los cuentan, porque antes no había drones para aforar multitudes, que siempre les salen los mismos del famoso millón.

A los partidos debería preocuparles que este año haya también un millón de personas en El Rocío. Este año puede traducirse esa cifra por un millón de abstenciones, y no está la cosa como para quedarse en casa y no participar en libertad en lo que muchos interpretan como un plebiscito de si hay que echar a Sánchez o no hay que echarlo, y si les gusta Feijóo como presidente del Gobierno o no les gusta. Porque se dirimen las autonomías del 143, si las conserva el PSOE con la ayuda de algún partido de su izquierda o si las gana el PP con la ayuda de algún partido de su derecha por el que le pueden llamar de facha y de xenófobo para arriba, y ya sabe usted a cuál me refiero sin mentarlo. Me parece que no se le ha dado importancia al abstencionismo que puede significar El Rocío para las elecciones el 28-M. Ha habido alguna hermandad filial que ha promovido una campaña de voto por correo. Que a la misa de romeros hayan votados y se despreocupen hasta el domingo por la noche, cuando antes de que los almonteños salten la reja y salga la Blanca Paloma ya se sabrá quién ha ganado, y qué perspectiva les queda a Sánchez y a Feijóo para las elecciones generales de diciembre, de las que los comicios de la semana que viene serán como un calentamiento por la banda.

Está, empero, muy bien la coincidencia de fecha entre el Rocío y nuestras municipales, porque así van juntas las promesas. Sí, parece que los partidos en el poder municipal no han tenido tiempo de hacer nada en cuatro años y por eso nos hacen tantas promesas de lo que van a realizar ahora. Esto de las promesas, aparte de la campaña, es muy del Rocío. Como promesa a la Virgen se encienden muchas velas, miles, en la Capilla Votiva de la aldea, al lado del santuario. Bueno, pues la campaña electoral ha sido como una capilla votiva por lo civil, ¡vengan promesas! Promesas encendiendo una vela a Dios y otra al diablo: una a los fieles del partido y otra al voto joven, al que le han prometido de todo, hasta que llueva y que lleve agua el Vado del Quema. ¡Ahora! Como si en cuatro años no hubieran tenido tiempo no de prometer, sino de hacer, que para eso elegimos a los políticos, para que solucionen nuestros problemas, no para que nos los creen, como suelen hacer.

 

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