ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla, 21 de mayo  de 2023
                               
 

Blanquear a la ETA

No sabemos ni dónde estaba entonces, si era aún un concejal raso del Ayuntamiento de Madrid o todavía ni eso. Pero sí nos ha hecho saber Sánchez que él fue quien acabó con la ETA, que hace doce años que la ETA dejó de matar porque él lo quiso. Que la Guardia Civil, la Policía Nacional, la Justicia, la opinión pública, los otros partidos, los sucesivos gobiernos no hicieron nada, que a él le debemos que no hubiera más asesinatos de la ETA. ¿La ETA dice usted? ¿Pero existió alguna vez la ETA? Eso es una cosa antigua, que no sólo ya no existe, sino que nunca ha existido, o al menos así lo consideramos nosotros. Aquí no hubo cerca de 900 asesinados por la ETA, ni hubo secuestros, ni extorsiones, ni impuesto revolucionario, ni hubo amenazados que tuvieron que irse a vivir fuera del País Vasco. ¿Miguel Ángel Blanco, dice usted? Nadie se acuerda ya de Miguel Ángel Blanco, ni que fue asesinado precisamente porque el Estado no cedió ante el chantaje de que los presos vascos (presos políticos, naturalmente) cumplieran las condenas en cárceles de su tierra, al lado de casa, y no en El Puerto de Santa María.

A grandes brochazos, estas tristes conclusiones hemos sacado del tramo final de la campaña de las elecciones que se celebrarán el domingo. La campaña les ha servido para blanquear y olvidar los crímenes de la ETA. Más que explicación de programas para la administración de comunidades autónomas gobernadas por otros partidos, y más que debate de los problemas verdaderos de los ayuntamientos de las ciudades y los pueblos, como Sánchez se ha visto en la cuerda floja de las encuestas más amigas y manipuladas, aquí lo que se ha hecho ha sido, no con vistas a las elecciones del domingo que viene, sino a más largo plazo, a las generales de diciembre, tratar de legitimar a Bildu como colaborador necesario para que Sánchez siga en el poder sin que nadie se acuerde de que son los herederos de la ETA, por la sencilla razón de que hay que olvidar a la ETA, que la ETA no solamente no existe ya, sino que nunca existió.

Y en cambio, lo que sí existió es lo que lógicamente debería estar ya más que olvidado por la reconciliación del Constitución: la dictadura del franquismo. No confío en que en los días que nos quedan de campaña no saquen otra vez algún asunto de Franco para que nos olvidemos de la ETA; la voladura de la Cruz del Valle de los Caídos mismo. A quien ose pactar con el PP le llaman ultraderecha fascista, y lo relacionan directamente con Franco y con algo que dejó de existir hace cerca de cincuenta años y que bien que se ocupan de que siga estando presente. Los fusilamientos del franquismo de hace cerca de 90 años tienen que seguir existiendo para que las cunetas sigan dando votos a la izquierda. En cambio, los tiros en la nunca de la ETA hay que olvidarlos, porque hace doce años que dejó de matar. Los que se atrevan a pactar con el PP o defiendan a Vox, ya saben: son herederos de los crímenes del franquismo. En cambio ni Paracuellos ni el bombardeo de Cabra existieron, como no existió la ETA, blanqueada completamente por los grandes favores que Bildu le ha hecho y le seguirá haciendo a Sánchez.

 

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