ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  3 de junio  de 2023
                               
 

Una trastada

Poner el domingo 23 de julio las elecciones generales que todos habían dicho iban a ser en diciembre no es un adelanto: es una trastada, por no decir algo más fuerte. Una fecha elegida con muy mala idea, como sólo puede tener Sánchez. Igual que las municipales las pusieron el Domingo del Rocío porque sabían que al menos iba a haber un millón de personas en la romería y que muy difícilmente iban a estar en su casa para ir votar. Con muy buen criterio y mucho sentido común, el Estatuto de Autonomía de Andalucía prohibe que haya elecciones en los meses de julio y agosto. Tenían que haber acudido al Tribunal Supremo impugnando la fecha electoral elegida del 23 de julio. Pero, claro, como tras el borrado de la separación de poderes el Supremo hace lo que diga el Caudillo Sánchez, iba a ser recurrir para nada, para aumentar el mosqueo nacional por la trastada, que ya nos ha hecho olvidar el revolcón electoral del que antes se llamaba PSOE y ahora sanchismo. Además ¿no hay vacaciones parlamentarias en esos meses? ¿Por qué han puesto las elecciones generales en una fecha parlamentariamente vacacional? Sin sueldo ya los han dejado a los diputados, pero ahora los van dejar sin vacaciones, como a muchos españoles, cuando hagan las listas con la morralla que puedan. Muchos españoles, tras los escándalos de Melilla y de Mojácar, no se fían en absoluto del voto por correo, y prefieren cambiar la fecha de las vacaciones o renunciar a ese domingo de fin de semana de playa antes que vayan a hacer negocio y pucherazo con su voto.

Lo que da miedo de inmediato no es que vaya a repetir el Gobierno Frankistein con su llamada al "frente antifascista", sino la composición de las mesas. Ya han echado las cuentas y entre presidentes, vocales y suplentes, medio millón de españoles pueden ser llamados a formar parte de las mesas electorales. Medio millón de españoles, de los que muchos ya tendrán reservado el crucero comprado a plazos, o alquilado el apartamento de la playa. Bajo pena de multa o cárcel, deberán recorrerse media España, estén donde estén, para volver a su lugar de residencia para formar parte de la mesa, con todo el calor. Pero ¿y si están en un crucero, o en un lejano país del extranjero, eso que ahora se ha puesto de moda de Bali o las Maldivas? El dilema no es tal dilema: es una putada, hablando mal y pronto.

Y todo por el ego de quien no quiere abandonar la Moncloa por nada del mundo, y que, encima, en esas fechas, será el presidente de turno de la Unión Europea, casi nadie al aparato. ¿Cómo puede la vanidad de un señor que se cree más que nadie y quiere permanecer en la Moncloa a costa de lo que sea poner en riesgo las vacaciones de todos los españoles? ¿Cuántos que tomaban las vacaciones me julio, porque luego en agosto disfrutaban de unas como dobles vacaciones, pues había menos trabajo y estaban los jefes fuera? Ya las habrán cambiado por agosto, seguro. Porque así le parece a Su Sanchidad que la abstención y el miedo que está metiendo con que viene la extrema derecha y la derecha extrema que tiene medio ganado todo lo que perdió con el tsunami azul del 28-M, del que quiere que nos olvidemos. Dan todavía más ganas de votar para echar a Sánchez.

 

Correo Correo Si quiere usted enviar algún comentario sobre este artículo puede hacerlo a este correo electrónico

         

 

 

                                      Correo Correo            

Clic para ir a la portada

¿QUIÉN HACE ESTO?

Biografía de Antonio Burgos


 

 

Copyright © 1998 Arco del Postigo S.L. Sevilla, España. 
¿Qué puede encontrar en cada sección de El RedCuadro ?PINCHE AQUI PARA IR AL  "MAPA DE WEB"
 

 

 


 

Página principal-Inicio