ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  9 de junio  de 2023
                               
 

¿Cuánto debe Sevilla?

Sánchez quiere 6 debates cara a cara, 6, con Feijóo antes del 23 de julio. Y digo yo: puestos así, ¿por qué no mejor un debate cada día, como cuando en los días del confinamiento de la pandemia salía Sánchez cada noche a darnos su "aló, presidente" con sabor venezolano? Lo que querían lograr lo han conseguido: que no hablemos de la derrota del PSOE, de la ola azul y de la constitución de los ayuntamientos del PP antes del 17 de junio. Es como si las elecciones municipales y autonómicas se hubieran celebrado hace un siglo, de lejanas que nos quedan con las nuevas ocurrencias que se tiene que inventar Sánchez todos los días para movilizar a la izquierda, a la izquierda de la izquierda y a la izquierda extrema de la extrema izquierda, que también tiene que existir y tener su nombre.

Nos deberíamos olvidar de las generales y hablar de algo más cercano, como es el cambio de poder en el Ayuntamiento de Sevilla. ¿Se han fijado que ni siquiera estamos hablando de quiénes serán los tenientes de alcalde de Sanz en cada delegación municipal importante para la vida ciudadana, para la felicidad de los vecinos y para la prosperidad económica de Sevilla? Poco a poco van saliendo un asunto que nadie toca: la deuda que Antonio Muñoz le va a dejar a José Luis Sanz en el Ayuntamiento. ¿Cuánto se ha entrampado Muñoz, qué deudas heredó de Juan Espadas y no sólo no las pagó, sino que las aumentó? Se van conociendo puntas del iceberg, como las horas extras que se deben a los policías locales o las deudas y abandono de los pisos municipales de Emvisesa. Pero nos falta una visión general. ¿Qué herencia de deudas deja Muñoz a Sanz? ¿Cómo se va a encontrar Sanz la hacienda municipal? ¿Qué compromisos de futuros pagos le deja, con un dinero que no se sabe si existe o no existe?

Conocemos los terroríficos datos nacionales, como que Sánchez ha dejado al Estado con unas obligaciones pendientes de pago por cerca de 1,5 billones de euros y sigue aumentando el gasto público para las demagógicas promesas electorales que ha de hacer de aquí al 23-J, que pueden ser de las que se tardan varias generaciones en pagar y casi doblan el PIB. ¿Pero y los datos de Sevilla? ¿Por qué Sanz no ordena en cuanto llegue una auditoría externa, para que nos enteremos de con quién nos jugamos los cuartos y a cuánto ascienden las deudas? ¿Está al corriente el Ayuntamiento de todos los pagos comprometidos por anteriores alcaldes? ¿Qué deuda arrastramos? ¿Qué servicios deficitarios se mantienen por el afán de no recortar nada en los beneficios del Estado del Bienestar, con el que acudieron a las elecciones de mayo? ¿Está tan sucia Sevilla porque no hay dinero para limpiarla en condiciones o por qué? ¿Y hay tantos problemas de movilidad en el transporte público por falta de dinero o por sobra de ineptitud en su organización?

Mucho me temo que las que se va a encontrar Sanz van a ser trampas para cazar elefantes, deudas para no dormir. Porque habrá ocurrido lo de siempre: que la izquierda en el poder se habrá hartado de gastar, para que después venga la derecha a pagar las trampas de tanto dinero dilapidado demagógicamente.

 

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