ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  16 de junio  de 2023
                               
 

Las sorpresas de mañana

Mañana sábado se constituyen los ayuntamientos salidos de las elecciones del 28-M. Las que han repintado el mapa de España con nuevas manchas azul y rojo, según hayan ganado el PP o el PSOE. Los que han permitido sorpresas que no lo han sido tanto, porque se esperaba este vuelco hacia el PP y contra el PSOE tras los desaciertos de legislación ideológica de los que tan orgulloso se ha mostrado el ego de Sánchez. Pero quizá las sorpresas mayores nos las llevaremos cuando llegue la hora de votar de los concejales que eligen al alcalde. Quizá muchos que parecían triunfos cantados no lo sean, que salgan respondones pequeños partidos de ámbito local que sólo con dos o tres concejales inclinen la balanza hacia donde menos lo pensamos.

No creo que aquí en Sevilla haya sorpresas, porque la aritmética no engaña, y tendrían que votar los concejales de Vox a Antonio Muñoz para que José Luis Sanz se quedara en la oposición. Sevilla no es Valencia, ni lo indignante que ha ocurrido en aquella comunidad, que ha cambiado de color político tras el pacto del PP para gobernar con Vox. Pero para eso ha sido necesario algo que parece increíble y que nos habla, una vez más, de las dos varas de medir que existen en España. Para que el acuerdo de gobierno de coalición pudiera firmarse, ha tenido que renunciar un diputado de Vox, Carlos Flores, por exigencias del PP. El catedrático Carlos Flores no era un candidato cualquiera, sino el aspirante a la presidencia de la Comunidad por Vox. Estuvo condenado ¡hace más de veinte años!, por maltrato psicológico a su antigua mujer. No por violencia física contra ella, no por agredirla, sino por maltrato psicológico. Flores cumplió una condena de un año de inhabilitación para ser elegido por sufragio pasivo, tuvo prohibido acercarse a su ex mujer durante tres años y tuvo que pagar una indemnización por responsabilidad civil de 6.000 euros. Que conste que estoy contra toda violencia contra la mujer, pero considerar esa vieja historia como una "línea roja" para que Flores no pudiera ser consejero en Valencia con Carlos Mazón, del PP, como presidente autonómico me parece una pasada. En esta España donde no por maltrato psicológico, sino por asesinato terrorista, ocuparán cargos en los ayuntamientos y en las autonomías etarras condenados por asesinato, con las manos manchadas de sangre. Para esos no hay "líneas rojas". Ni del rojo de la sangre de los inocentes a los que asesinaron. No hay "cordón sanitario" alguno en torno a Bildu, pero verá usted la cantidad de sorpresas que podemos ver mañana con tal de no pactar con Vox, que no predica ni la violencia ni la independencia y que acepta la Constitución de 1978.

Ahora, que me parece más contradictorio todavía que ese Carlos Flores del maltrato psicológico a su ex mujer sí pueda ir de número uno en las listas de Vox a las generales del 23-J. ¿En las listas del Congreso no hay "línea roja" por antigua violencia contra la mujer? Cada día veo más claro que aquí No Passssa Nada, por muchas sorpresas que nos llevemos.

 

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