ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  22 de julio  de 2023
                               
 

¿Vino para quedarse?

Junto a muchas otras cosas, la campaña electoral y la larga precampaña que la precedió nos han dejado muchas nuevas muletillas y frases hechas del Tertulianés, a las que no hemos prestado mucha atención pensando en los "trackings", y en los debates de Yolanda y Pedro, como familiarmente se llaman entre ellos Díaz y Sánchez, los que no llaman Alberto a secas o Núñez a Feijóo ni aunque sea enseñando una foto de él con el mismísimo Satanás de las Rías Bajas. Una de estas novedades del Tertulianés ha sido la expresión "para los muy cafeteros". ¿De dónde la han tomado? ¿Del anuncio de aquel Juan Valdés, cafetalero colombiano, que salía con su mula bajando del monte los sacos de grano? ¿O del otro anuncio de café donde le caía un piano desde un quinto piso a no me acuerdo ahora qué famoso actor, y se libraba por tabla?

Para los muy cafeteros ha sido un gozo, en efecto, la pesadez de una campaña tan larga. Hay que ser muy amigo del amargo café de la política para divertirse con la campaña inaguantable e incomprensible de fecha. Los muy cafeteros son los que te han explicado la razón del anticipo de las elecciones, y en esta fecha de vacaciones precisamente, y por qué la abstención más que previsible cuando se convocaron beneficiaba a Sánchez. Los muy cafeteros se lo han pasado en grande con las encuestas de Michavila, de Tezanos o de los otros institutos de opinión que nadie ha citado, pero que muchos medios han publicado. Han sido días de gloria para los muy cafeteros encantados con el proceso de elaboración de las listas, con sus vetos, con los enfrentamientos entre Vox y PP que a muchos otros, nada cafeteros, nos han parecido uno de los grandes errores de la campaña, el cainismo entre iguales. Los muy cafeteros te explicaban las razones por las que en el bloque de izquierdas nadie se metía con el compañero de viaje y por qué quedaba todo circunscrito al bloque de la derecha.

Y la otra gran frase del Tertulianés en la campaña también se las trae: "Ha venido para quedarse". Primero se aplicó en los graves momentos de alarma social a la pandemia del coronavirus, del que los expertos, comparándolo siempre con la anual gripe, te decían muy convencidos que el covid "ha venido para quedarse" cuando acabábamos de quitarnos las mascarillas. Frase multiusos, como una navaja suiza, que luego se ha aplicado a todas las desgracias: a la propia crisis económica, que ha venido para quedarse; a la inflación, que ha venido parta quedarse; a la sequía, que ha venido para quedarse; a la subida del euríbor, que ha venido para quedarse. Hasta al aparente retorno al bipartidismo se ha aplicado la frase: con esto de que sonaran tanto únicamente PSOE y PP se han hartado de decir que "el bipartidismo ha venido para quedarse". Y, por descontado, escuchando a los separatistas, que "la voluntad de autodeterminación ha venido para quedarse".

Ojalá hayan quedado todos estos remoquetes en las tertulias de la campaña y no tengamos el lunes que lamentar en Tertulianés: "Sánchez ha venido para quedarse".

 

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