ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla, 8 de septiembre  de 2023
                               
 

González habla por nosotros

Sobran votos y faltan años. Bueno, tampoco sobran tantos votos. Por cuatro escaños, cuatro, no va a ser Núñez Feijóo presidente del Gobierno, resultado del miedo que el llamado "bloque progresista" metió en el cuerpo a los votantes en la campaña veraniega del 23-J, al viejo grito de "¡que viene la derecha!". Y faltan años, que dan la serenidad y la sabiduría de la experiencia. Por ejemplo, los que tiene Felipe González. Lástima que los políticos llegue al poder tan jóvenes, cuando con el paso de los años se asoleran, como los viejos vinos, adquieren madurez y experiencia, serenidad y prudencia. Si González se presentara ahora las elecciones, sacaba los once millones de votos de los españoles que piensan lo mismo que ha dicho, tras este esperpento de que el futuro de la nación dependa de un golpista separatista prófugo de la justicia, y que rebajemos a una institución como la del Gobierno para que una vicepresidenta vaya a visitarlo a su refugio de huida. ¿Se imaginan al director de la Policía yendo a entrevistarse con el jefe de la banda de desvalijadores de pisos para ver cómo podemos arreglar esto para que no vayan a la cárcel ni se les pueda acusar de nada?

Pues eso exactamente es lo que los españoles están contemplando impasiblemente: el tristísimo espectáculo de la liquidación del Estado en parte del territorio nacional, con la total anuencia de un Gobierno central en funciones, y con la dependencia del futuro de España de las exigencias y chantajes de un golpista independentista cobardemente huido de la Justicia y, por las trazas, en el camino de elevación a personaje mítico para los partidos separatistas.

Ahora, ahora es cuando Felipe González sacaría muchos más votos todavía que los 10 millones de su mayoría absoluta de 1982. Porque ha dicho lo que piensa la inmensa mayoría de españoles ante los tejemanejes, maniobras y añagazas urdidas por Pedro Sánchez para conseguir su investidura como presidente al precio que fuere, incluida la autodestrucción del Régimen de 1978. Lo que piensan los defraudados votantes del PP y de Vox es justamente lo que ha dicho González ante las pretensiones de Puigdemont, de primero la amnistía y después la investidura, melón tajada en mano: «En la Constitución no cabe ni la amnistía ni la autodeterminación. Reconoce la integridad de España, reconoce que somos un Estado, una democracia avanzada».

Puigdemont quiere un imposible, aparte de volver a las andadas del "procés" con su exigencia de autodeterminación. Quiere la amnistía para los golpistas antes de que se constituya el Gobierno, y llegar a Barcelona de triunfador frente a un Estado hecho unos zorros, quizá remedando al "Ja soc aquí" de Tarradellas. ¿Es posible que conceda la amnistía que prohíbe la Constitución un Gobierno que aún no se ha constituido? Cosas más increíbles e ilegales se han visto. Con el desembarco que Sánchez ha hecho y piensa seguir haciendo en las instituciones del Estado, todo es posible.

 

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