ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla, 9 de septiembre  de 2023
                               
 

Telefónica baja la jaula, Jaime

Era el principal monopolio en la España de los monopolios. Cuando Iberia era "la compañía de bandera" y por las línea férrea a Madrid no circulaban más que los trenes de Renfe, unificadas todas las compañías en la Red Nacional de Ferrocarriles de Españoles, que absorbió a las dos que hasta entonces nos unían con el resto de España, Ferrocarriles Andaluces y la MZA (Madrid, Zaragoza y Alicante). Radio Nacional de España tenía el monopolio de la información con "el parte", y todo era "de España". Hasta la ONCE era Organización Nacional de Ciegos de España.

Los teléfonos, para no ser menos, dependían todos de la Compañía Telefónica Nacional de España, en la que tenías que esperar años o pedir recomendación para que te lo pusieran. Cuando Luis Rojas Marcos vino por vez primera desde Estados Unidos tras su comienzo como psiquiatra en Nueva York, de cuanto nos contó de la vida cotidiana americana lo que más nos sorprendió es que había pedido el teléfono para su casa y se lo habían puesto...¡en el día! Aquí eso era impensable, en una España sin competencias, de monopolios; hasta la gasolina dependía de la CAMPSA, acrónimo de Compañía Arrendataria del Monopolio de Petróleos.

En aquel panorama hubiera sido impensable lo que ha ocurrido con Telefónica, que por cierto cada vez se ha ido quitando más lo de "Nacional" y "de España", y no quiero señalar a la presión de los nacionalismos independentistas, que de milagro no han exigido que le quitemos lo de "Nacional" a la Lotería. Si se fijan en los registros de hierro del suelo, que los ladrones usan para romper los escaparates y desvalijar de madrigada las tiendas, en las tapas más antiguas pone con todas sus letras "Compañía Telefónica Nacional de España". Y en las más recientes, incluso ni pone la palabra "Telefónica", sino una letra T dibujada con redondelitos. Y quizá duren poco estos registros, porque a lo mejor los tenemos que ver escritos en árabe. Ya no es la Compañía Telefónica Nacional de España, sino de Arabia Saudí. Lo que nos quedaba por ver en la pérdida de soberanía nacional. Los árabes ricos, los de los grandes yates en Puerto Banús, se han quedado, sin levantar sospechas, con el 9,9 por ciento del capital de Telefónica. ¿Se acuerdan de las "matildes", aquella campaña publicitaria con José Luis López Vázquez para que se compraran acciones de Telefónica? Pues las "matildes" deben ser ahora las "aishas", las moras la morería. Dejaremos de ver a Telefónica como algo español, y eso que los directivos de la operadora compradora, la Saudí Telecom Company (STC), aseguran que no tienen interés en controlar la compañía, a pesar de haber invertido 2.100 millones de euros, que les interesa sólo su alto nivel tecnológico, su estrategia con Hispanoamérica y su poder de crear valor. Así que vuelven los moros que no se quisieron ir. Los saudíes primero nos compran los mejores futbolistas de nuestros equipos y ahora, nuestra Telefónica de toda la vida; que oliéndose la tostada se había puesto ya de mote Movistar. Con tal de que no nos despierten de la siesta como la niña de Vodafone, pero con un jámala, jámala de propaganda en árabe...

 

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