A los que somos monárquicos por razones históricas y estéticas, y porque Vázquez de Mella dijo que la Institución tiene "el sufragio universal de los siglos", se nos acercan dos fechas con el esplendor de gloria de otros días, por decirlo con palabras del Himno de Infantería. El sábado día 7 de octubre jurará bandera en la Academia Militar General de Zaragoza la dama cadete de primer curso S.A.R. la Princesa de Asturias. Tal como hicieron su padre y su abuelo. Ceremonia altamente significativa: la que será un día Reina de España, que encarna el supremo valor de la continuidad dinástica, jura la enseña de la nación que regirá. Como quieren las feministas, más igualdad de género no puede darse que en este caso, en que Doña Leonor ha sido con el uniforme bosque de camuflaje "la dama cadete Borbón", superando las mismas pruebas que sus compañeros de armas, cargada con el mismo equipo, practicando los mismos ejercicios de tiro y de orientación, arrastrándose bajo las alambradas del supuesto frente exactamente igual que un alumno, comiendo el rancho que todos, y vestida de la misma forma que todos los cadetes, en un curso de teoría y práctica en el que está conociendo desde dentro les Fuerzas Armadas (primero Tierra, luego la Armada, al final Aire) de las que está llamada a ser un día comandante suprema.
Será emocionante esta jura de bandera, en la que no faltarán las lagrimitas de una madre y la emoción de un padre, mientras suenan esos trozos sonoros de España de las viejas marchas militares sobre el color de la bandera o la solemnidad casi sagrada del pausado compás de "El abanico".
Si importante es para nuestro presente y para nuestro futuro esta jura militar de bandera de la Princesa de Asturias como primera soldado de España, no menos será, en el mismo mes, cuando el 31 de octubre cumpla 18 años, jure solemnemente ante las Cortes cumplir y hacer cumplir la Constitución que los españoles nos dimos, promulgada por su augusto abuelo, "motor del cambio", quien renunció a todos los poderes absolutos que había recibido del régimen anterior para cederlos a la soberanía nacional al restaurar la Monarquía Parlamentaria.
Así que tendremos dos juras por parte de la Princesa de Asturias, una militar y otra civil, de los dos máximos símbolos patrios: la Constitución y la Bandera. España pura de oliva. Y en el momento más oportuno y necesario. Cuando muchos dudan de la propia esencia nacional de la unidad que representa la sagrada Bandera de todos y tratan de modificar la Constitución, o reformarla de manera que no la conozcan ni los padres de la patria que la redactaron y que aprobamos en referéndum, esta doble jura de la Princesa de Asturias representa una afirmación solemne de lo que muchos ponen en duda. En Zaragoza no, porque no hay nada más constitucional que nuestras Fuerzas Armadas, pero la jura de la Constitución en el Parlamento se celebrará ante muchos diputados perjuros, que aunque fuese "por imperativo legal" (o por Snoopy) juraron o prometieron esa Carta Magna que ahora quieren abolir, esa bandera de oro, sangre e Historia, esa Corona que es, ha sido y será la mejor garantía de que los españoles somos ciudadanos libres e iguales.
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