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Me
he pasado horas y horas viendo la TV, de cadena en cadena,
contemplando el drama representado en el teatro de operaciones
de Irak. He visto convoyes de blindados bajo las tormentas de
arena, transportes de artillería junto la hilera de postes de
telégrafo más retratada del mundo. Puedo hablarles, por ello,
de toda clase de vehículos militares, armados o logísticos, e
incluso de aquellos remolques que a los británicos llevan y que
me recuerdan a las carriolas del camino del Rocío. Tras muchas
horas de espectador virtual de las funciones de tarde y noche en
el teatro de operaciones, puedo asegurarles que en ninguno de
los convoyes he visto un solo camión de El Corte Inglés.
Vamos, ni una triste furgoneta de reparto de congelados del
supermercado de Hipercor. De ahí mi perplejidad ante el asalto
y saqueo de El Corte Inglés de la Plaza de Cataluña perpetrado
por los autotitulados pacifistas, en la protesta barcelonesa no
se sabe ya si contra la guerra, contra Estados Unidos, contra el
PP, contra Aznar o contra la señora de la limpieza de la sede
de la calle Génova, que como ustedes bien saben es una
pregonada asesina que colabora con las fuerzas imperialistas.
Será que leo poco "El
País" y no escucho suficientemente la Cadena Ser. Por eso
desconozco que esta guerra contra Irak la han declarado, a
saber, Bush, Blair, Aznar y don Isidoro Alvarez, el presidente
de El Corte Inglés. Encima inglés, como Blair y como las ratas
del desierto. De ahí colijo que asaltar y saquear un Corte
Inglés es defender los derechos humanos del pueblo iraquí. El
Corte Inglés, como es sabido, ha perpetrado contra la Humanidad
imperdonables crímenes de guerra, como la Semana Fantástica o
las rebajas de enero, por los que de un momento a otro será
llevado ante el Tribunal de la Haya.
Mientras tanto, los pacifistas
se dedican a saquear jamones en el Corte Inglés, y salen con
ellos como preciados botines, botines de paz, naturalmente,
nunca de guerra. Ya se sabe que el cinco jotas es un arma de
destrucción masiva que no puede permanecer en los arsenales de
don Isidoro. Robando jamones como el gitano de "Morena
Clara" se contribuye obviamente a los universales y
legítimos deseos de paz. Lo sospechaba, pero cuando he visto al
saqueador salir del Corte Inglés con el jamón en brazos, como
acunándolo maternalmente, he comprendido que se trata de la
culminación del pacifismo de cinco jotas. (Carlos Iturgaiz dice
que es la batasunización de España; pero no le echen cuenta a Carlos
Iturgaiz, que según el evangelio de Sanlúcar --de Barrameda--
es un asesino que ni roba jamones ni nada.)
Sobre
la guerra, en El Recuadro:
"Almodóvar
y Marifé de Triana"
"Un
asesino"
¿Irá
el Gafe en el "Galicia"?
"La
falla del Bu"
"Azorados"
"Sadam
Hussein vende cal"
"Don
Tancredo en Texas"
"Los
nuevos amos del mundo": opinión de A.B. en la encuesta de
El Mundo, "Reflexiones ante la guerra"
"Suenmano"
"El Rey nos manda a
los albañiles"
"Almodòvar
se juega el Oscar"
"Guerra
no, gracias"
"Memoria
de la fragata Santa María"
"Pancarta
contra la guerra"
"Sueño
goyesco"
"Pegatinas
a la andaluza"
Hemeroteca de
artículos en la web de El Mundo
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