ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla, 16 de mrrzo  de 2021
                               
 

Elogio del bordillo

Podía ser hasta un lema de publicidad, cuando se puedan atraer turistas de nuevo: "Visite Sevilla, la ciudad sin bordillos". Con Giralda y sin bordillos. Consideraba el otro día las aceras que perdimos con las "plataformas únicas", pero no insistí en algo consustancial: la desaparición del bordillo. ¿Qué han hecho con los kilómetros de bordillos que han quitado en las calles cuando las han peatonalizado y dejado sin aceras? Paseando por la calle Asunción, también sin aceras, me fijé en que desde la Plaza de Cuba a la calle Virgen de Luján no han dejado un solo bordillo. Y el bordillo cumplía funciones utilísimas:

-- Niño, súbete al bordillo, que viene un coche.

Cada vez hay menos bordillos. Como la muerte, la plataforma única todo lo iguala en la calle, incluso mete el agua dentro de los portales cuando llueve, al tener todo la misma cota.

Y en La Magdalena, cuando anduve el otro día de mirón sevillano través de las vallas (que no hay nada que nos guste más que ver cómo trabaja una cuadrilla de albañiles), me acordé de las cofradías de Triana. Entre la chavalería, no hay nada más sevillano que, programa de ABC en mano, esperar a una cofradía sentado en un bordillo de la acera, cogiendo buen sitio desde muy temprano. Cada chaval parece que lleva en el bolsillo la escritura de propiedad de ese trozo de bordillo que ha tomado como la más cómoda de las sillas de La Campana, y que le pertenece hasta mucho después de que llegue la cruz de guía. Y ay, de aquel que ose ponerse delante con una sillita de los chinos:

-- Eh, eh, que estamos aquí hace ya casi una hora esperando.

Lo que digo: título de propiedad del bordillo. Y los de La Magdalena eran magníficos para esperar a las cofradías de Triana, pasado el bullicio de la salida del puente y de Reyes Católicos. ¡Lo bien que se esperaba al Cachorro sentado en un bordillo de La Magdalena! Pero ahora, ¿qué será de estos chavales de los bordillos? Y quien dice La Magdalena dice la calle Mateos Gago. Sin bordillos, ¿cómo vamos a esperar cómodamente sentados a que Santa Cruz salga de vuelta desde la Catedral? ¿Y Tetuán? ¿Y Velázquez? Nada, nada, con tanta plataforma única y desaparición de aceras el Ayuntamiento le ha dado la puntilla al cofradierísimo bordillo para sentarse a esperar? Ya tuvo antes una gran competencia con las sillitas de los chinos. Estabas con tu pandi sentado en el bordillo y llegaban dos señores con sendas sillitas de los chinos y se te plantaban delante. Y tenías que sacar tu escritura de propiedad, o levantarte, dejar la comodidad de la acera, y ponerte delante de ellos. Podíamos, por tanto, para los días de la Semana Santa (cuando haya cofradías) inventar el bordillo provisional, que se pone y se quita conforme pasa la hermandad que esperamos. Todo menos dejar sin su bordillo al chaval que espera sentado que llegue la cofradía.

 

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