Ayer,
desgraciadamente, continuó el rodaje de esa película a la que ha puesto título Borrell.
Con el malage que tiene Borrell, esta vez ha estado sembrado: "Bartolín 2",
como "Tiburón 2" o "Aeropuerto 2". El habitual secuestro ocurrió
hacia las 13,30 cuando el "Adriano III", el vaporcito del Puerto cuando en ti me
embarco cuando en ti navego, acababa de zarpar de su muelle de las Galeras Reales rumbo a
Cádiz. Llevaba a bordo 245 personas. La razón de que fuera hasta la corcha es que
viajaban a bordo los barandas de la Bahía, pues acababan de celebrar en el hotel
Monasterio una reunión de la Mancomunidad dedicada a cosas turísticas, y se dirigían al
Faro, pero no al Faro de San Sebastián, sino al Faro de Gonzalo Córdoba, a ponerse púos
de langostinos. Teófila Martínez, Hernán Díaz, Antonio Moreno, Rafael Román y lo más
granado de la política gaditana iba a bordo. Iba hasta esa María de la O que desmiente a
la copla, ya que aunque lo tiene tó no es en absoluto desgraciada. Cuando el vapor
había rebasado ya el Club Náutico y enfilaba la canal del muelle gaditano, un gran
revuelo se oyó en la cabina del piloto, donde Pepe el del Vapor comanda la lírica nave.
Desde el puente, cuando la gente empezó a preguntar qué pasaba, Pepe gritó:
-- ¿Qué va a pasá? Este
tío, que dice que nos ha secuestrao, y quiere que tiremos pá La Habana, y esto no es el
"Juan Sebastián Elcano", joé, este tío está majara.
Y al tiempo, le decía al
secuestrador:
--- Que no tenemos gasoil pá
llegá a La Habana, picha...
En efecto, al lado de Pepe
estaba el loquito de guardia, que llevaba en sus manos un radiocasé tamaño negro de la
base de Rota, y mostrándolo a todos los que, atemorizados y nerviosos, acudieron junto al
puente, decía:
--- Tranquilos, que no les
pasará nada. Pero este radiocasé está cargado con una casé de la Comparsa del Puerto,
y como no tiremos para La Habana pongo el pasodoble del niño que se cayó por el balcón,
y van a ver ustedes lo que es llorar... Y como no jalen pá Cuba, pongo la casé,
conectada con los cohetes de la Feria de Rota y salta todo esto por los aires. Ah, y los
teléfonos móviles quietecitos, Teófila, que te estoy viendo que vas a llamar a tu amiga
Rosa Villacastín para salir en Extra Rosa y ganar votos de señoras...
Fueron momentos de pánico.
"La comparsa del Puerto no, ten compasión", suplicaba Quique García Agulló.
El secuestrador llegó a amenazar con bombardear La Isla con cañonazos de bienmesabe si
no se cumplían sus deseos, ante el pavor de Antonio Moreno. Teófila intentó disuadirlo,
ofreciéndole la gerencia de una cosa que va a hacer en los terrenos ociosos de
Astilleros. Pero el tío, nada: "Que no soy del PP, tía", decía. Y
empestilladito en que Pepe tirara para La Habana. Por el telégrafo de banderas, Pepe
había comunicado la nueva al vigía de la Torre Tavira, quien avisó a la base de Rota.
Aquello fue Apocalipsis Now, de la de helicópteros que mandó por el almirante
García Figueras para acojonar al tío. El pasaje, entre tanto, se había liado con unas
cajas de gambas y langostinos de Romerijo que iban en la bodega, con destino al festolín
de la Mancomunidad. Y fue Rafael Román quien logró poner fin a las horas de angustia. Se
acercó al secuestrador y nada más ver al presidente de la Diputación, con esa pinta del
comandante Franco cuando mandaba una bandera de la Legión en la guerra de Africa, el
secuestrador de momento se cagó por las patas abajo, entregando a Román el radiocasé y
las cintas de Caraballo, tras lo que fue reducido por Hernán Díaz, que tiene mucho
espíritu militar. Cuando felizmente el "Adriano III" retomó el rumbo del
muelle del Vapor, atracó en Cádiz y dos escoltas de Teófila se lo llevaban a la
prevención, el secuestrador, todavía temblando, decía:
--- Para una vez que secuestro
un barco, joé, tengo la mala pata de que a bordo venga Franco en persona...
Como todos, el secuestrador
había creído que Rafael Román era Franquito. Si no llega a ir Franquito, a estas horas
están en Cuba, vamos que si están en Cuba...