Diario El Mundo

El Recuadro

 Antonio Burgos

El Mundo,  lunes 8 de junio  de 1998


Me pido eurodiputado

De aquí se lo llevan calentito en Estrasburgo...

Sede del Parlamento Europeo en Estrasburgo

Los que dicen que "todos los políticos son iguales" en cuestión de mangoleta no tienen razón. Cuando oiga esa frase que sentencia que todos los políticos son iguales, tenga una cosa por segura: quien la dice está pisando la raya de picadores del fascismo y le gusta más un águila de la bandera franquista que a un niñato de Fondo Sur, ultra pelón y con zarcillo en la oreja. Todos los políticos no son iguales, no. En absoluto. Según se acaba de demostrar, los eurodiputados tienen menos vergüenza todavía. Yo me creía que en el Parlamento Europeo estaba la llave de votar el futuro del continente y resulta que lo que había era un microondas magnífico para llevárselo calentito. Yo me creía que quienes más ganaban eran los futbolistas, pero, no, los eurodiputados los superan. Cojo la calculadora y divido 38 millones entre 365 días y resulta que cada europarlamentario, cuando se despierta para coger el avión de Bruselas sin causa justificada, a estar allí dos días dando barzones y venirse otra vez, tiene en la mesilla de noche veinte mil duros por la cara. Veinte mil duros limpios, sin Hacienda y sin programa PADRE, la madre que los parió...

En estos días de recogida del puñetero papelito que nos falta para enviarle (¡por fin!) los datos de la declaración de la renta al asesor, tenía más que decidido cambiar de epígrafe fiscal para que el mes de junio del año que viene no me cruja Hacienda como viene haciéndolo, y más desde que está Rato, que nada más llegar al despacho me mandó a los inspectores: "Hala, -dijo el puñetero--, mandadle los inspectores a Burgos, para que se entere de que han llegado los nuestros". Para salirme del patíbulo anual de este don Rodrigo en la horca de junio, yo pensaba hacerme ONG, y hasta tenía echados los papeles. Siendo ONG no pagas a Hacienda y encima Rodrigo Rato te da subvenciones. Para darme de alta en la licencia fiscal de ONG hasta había pensado en el nombre que alguien ha sugerido: "Bartolines sin Fronteras". Pero desisto solemnemente de tamaño despropósito. Lo de eurodiputado es mejor. Yo, de mayor, eurodiputado. Tú coge los veinte mil duros cada día, apaga la luz y no digas en Triana...

¿Por qué hay tan poca vergüenza en el Parlamento Europeo?, me preguntaba. ¿Cómo estos tíos tan serios, con esa cara de presentador del telediario de Tele 5 en fin de semana, resulta luego que son tan granujones, tan virtuosos de la dieta y el kilometraje? Ay, señores, España, siempre España. Hay españoles de por medio. Cuando en el Parlamento Europeo se instalaba este puerto de arrebatacapas y arrebatacarteras, estaba presidiéndolo un español, Enrique Barón, aquel que tenía pinta de guitarrista de Los Brincos. Y ahora, cuando se descubre la tostada, otro español en la presidencia, uno de los hijos de Gil Robles, tan innumerables como los mártires de Zaragoza. Pena que haya muerto Beni de Cádiz, que los justificaría a todos, diciendo que 38 millones son los que necesita cualquier familia para los gastitos de la casa. Yo sabía que en las cosas de España, por aquello de las directivas europeas, mandaban unos señores que no tenían nada que ver con nosotros. Ahora que veo lo calentito que se lo llevan, compruebo que sí tienen muchísimo que ver. Hijos míos, ese arte de llevárselo calentìto es más español que los tirantes de Fermín Bohórquez. (Bohórquez padre, ojo, PADRE como el programa de Hacienda).

 


Pinche para conectar con El Mundo, edición íntegra en Internet

 

   

 

 


Volver al comienzo de esta página

Regresar a la pagina principal


 

Enviar correoCorreo

banderandalucia.gif (1172 bytes)