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                  En los viejos libros de urbanidad, las señoras no tenían espalda.
                En los nuevos libros de estilo de las redacciones de los periódicos, las señoras, sobre
                todo si se dedican a la política, no tienen nombre de pila. Las citan por el apellido,
                como los dependientes de las antiguas tiendas de tejidos andaluzas llamaban al encargado:
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                    | Teófila Martínez, alcaldesa de Cádiz y
                    candidata a casi todos los cargos del PP andaluz tras la "movida" de Arenas |  
                  --- ¡ Martínez, un repaso !--- Ya voy, Gómez... Estas normas de estilo con tan poca
                urbanidad hacia las señoras y con un machismo encubierto tremendo te dan unas sorpresas
                terribles. Lees en un titular: "Aguirre se dio un lote de llorar bastante
                considerable en la toma de posesión de Rajoy". Y piensas: ¿tanto le ha afectado ese
                cese a Jesús Aguirre? Y resulta que no, que el equívoco título hace referencia a
                Esperanza Aguirre, con cuyas lágrimas no sé si miente o dice la verdad, se lo tengo que
                preguntar al especulador de Miraflores. Y sigues leyendo: "Se habla una jartá de
                Gómez para la candidatura del PP a la Junta". Y piensas: "No me lo puedo creer,
                que Gómez Marín, con lo rojo que es, se haya apuntado al PP y se quiera meter en
                política." Y lees más: "Martínez sucederá a Arenas en el PP andaluz".
                ¿Pero qué Martínez? ¿Martínez el que ha cerrado, ay, en Sanlúcar de Barrameda el
                espléndido bar donde te ponían aquel irrepetible atún mechado? ¿O Ignacio Martínez,
                el periodista andaluz más experto en Unión Europea, a quien el Canal Sur TV, para
                celebrar la entrada del euro, lo ha quitado de Bruselas para poner a un paniaguado del
                felipismo?  Manque sigues leyendo más todavía y
                encuentras por fin la verdad. Martínez es Teófila Martínez y Gómez es Amalia Gómez.
                Acabáramos. Dos espléndidas señoras. Trabajadoras como pocas, sin cuentos progres del
                Día de la Mujer Trabajadora. En la presentación de la comparsa de Antonio Martín, 9 de
                la noche de un sábado, Teófila me contó sus anteriores 24 horas de trabajo: 9 de la
                noche, en Madrid, presentación del Carnaval de Cai. 4,30 de la mañana, toque de diana en
                el hotel. 7 de la mañana, primer avión a Jerez. 11 de la mañana, recibimiento del
                Príncipe de Asturias. 12 de la mañana, ceremonia oficial de despedida del "Juan
                Sebastián Elcano". 2 de la tarde, visita a una peña con la que tenía un compromiso
                grande. Y 9 de la noche, y hasta las 12 y pico, acto en el Palacio de Congresos, con
                Rocío Jurado, la comadre de Antonio Martín, ¿No va a haber paro en Cádiz? Si todo el
                trabajo lo tiene Teófila... Nada digo de Amalia, hoy por la mañana a las 10 en Sevilla
                en un acto del partido, a las 2 de la tarde en su despacho del Ministerio con unos
                pensionistas, a las 7 en una cosa de disminuidos con Paco Mira, mientras por la noche, en
                la Comuna de Trabajo, aún tiene tiempo de comerse la empanada gallega que le dieron unos
                correligionarios y que se llevó en papel albal en el Ave. Y con la habilidad de conservar
                orgullosamente esa Imagen Mari, aun siendo catedrática de Historia de América. Me encantan esas dos señoras del PP
                por cuanto rompen los cánones tópicos de la derecha andaluza de visón y cortijo. Son
                dos mujeres con los pantalones muy bien puestos. Una Martínez y una Gómez. Nada de
                derecha rancia ni de apellidos compuestos. Don José Rodríguez de la Borbolla y Camoyán
                mismo tiene cuarta y mitad más de apellidos de doble ancho que Amalia o que Teófila. Que
                Gómez o que Martínez, vamos, para entendernos con la nueva forma de nombrar tan
                machistamente a las señoras. Y qué dos señoras.     Cartas al director
                de El Mundo de Andalucía : [email protected]
  Correo a Antonio Burgos
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