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Memoria de Andalucía

 Antonio Burgos

El Mundo de Andalucía,   sábado 13 de febrero de 1998


Manolete, Doña Angustias y Lupe Sino

Manolete y Lupe Sino, con el retrato de Doña Angustias, vistos por Idígoras y Pachi

Manolete y Lupe Sino, con el retrato de Doña Angustias, vistos por Idígoras y Pachi
 

"Qué ganas tengo de que llegue octubre...", había dicho Manuel Rodríguez poco antes de aquella tarde de Linares. No sabía que poco después, Beni de Cádiz había de cantar una copla por alegría, entre la tristeza funeral de España:

Nos tenemos que acordar
del año cuarenta y siete:
la catástrofe de Cai,
la muerte de Manolete...

Manolete se quedó en agosto y se quedó en la memoria de España, a la que Andalucía le prestó el cordel de tañido de coplas, poemas, romances, sonetos. España lloró dos veces a Manolete. Lloró la muerte de Manolete y lloró al oír lo malos que eran muchos de los romances a la muerte de "Manuel Rodríguez Sánchez Manolete", que era un endecasílabo a la medida de los versos de Gerardo Diego, del mismo modo que "ay, Manuel Rodríguez Sánchez" era el octosílabo obligado para aquella riada de romances que inundó a Andalucía, como si el Guadalquivir de Córdoba se hubiera salido de madre con la corná de "Islero".

Sonaban las notas sentimentales del pasodoble "Manolete" de Pedro Orozco González y José Ramos Celares: "Manolete, Manolete,/de la tierra los Califas gran torero..." Y el mundo acompañaba la pena de la madre del torero, Angustias Sánchez:

Doña Angustias presentía
que un peligro te rondaba
y aquel peligro fue Islero,
toro de malas entrañas...

Lola Flores la cantaba, en el pasodoble de Juan Guardón y Rafael Báez:

Angustias Sánchez, qué pena, pena,
malhaya el toro que lo mató,
y no poder con tus besos
contener aquella hería
de aquel hijo de tu alma,
sangre de tu corazón...
Angustias Sánchez, qué pena, pena,
qué gran torero
se llevó Dios...

Con su cornada en el triángulo de Scarpa, el toro había roto la vida de Manolete, pero también los lados del triángulo amoroso de su vida. Su novia Lupe Sino nunca pudo entrar a verlo morir en el hospital de Linares. Pero también se quedó fuera del ciclo romancesco de las coplas de la muerte del torero, porque en aquella España nacional y católica no tenía un anillo con una fecha por dentro, era el amor del pecado, y Manolete había ido al cielo. Solamente El Príncipe Gitano se acordó de ella, en la copla del maestro Juan Solano:

La novia de Manolete
ya no lleva más collares
porque Manolete ha muerto
en la plaza de Linares.

¿Quién era Lupe Sino? Si poco sabemos todavía de la causa médica de la muerte del torero, menos aún del que fue su otro gran amor. La madre del torero y la novia del torero. Triángulo perfecto, si Manolete se hubiera casado, por la Iglesia, naturalmente, y su amor no hubiera sido una larga, apasionada relación pre-matrimonial con Lupe Sino, que lo entendía mejor que nadie, que lo amaba más que nadie... aunque no la dejaran entrar en el cuarto de la agonía de Linares.

Apenas se recuerda el nombre real de Lupe Sino: Antoñita. Dicen que actriz, dicen que cantante. Dicen que olvido. Manolete quizá tenía ganas de que llegara octubre para retirarse para siempre con Lupe Sino. Había dicho: "He ganado ya más dinero que cinco generaciones de mis antepasados juntas, pero no he podido disfrutar de ese dinero. Quiero retirarme cuando todavía estoy entero..." Y Antoñita, que lo acompañaba, que escuchaba, que sabía, había dicho, como una sentencia: "No lo dejarán que se retire hasta que no lo vean muerto..."

Antoñita no lo pudo ver muerto. Por encima de la leyenda del triángulo amoroso, en aquella terrible cama del hospital de Linares, en el amanecer de agosto, Lupe Sino no estuvo en las siete palabras del calvario del Califa. Dijo: "Ay, Pelu, hoy duele mucho la ingle.." Dijo: "Pepe, ¡qué susto he pasao! ¿Ese sitio es muy malo?" Dijo: "Me encuentro muy mal." Dijo: "¿Maté al toro de la estocada? ¿Y no me han dado ni una oreja siquiera?" Dijo: "Dios mío, qué malo me encuentro." Dijo: "Doctor, que no veo..." Dijo: "Alvaro, tráeme mis medallas. Cómo sufrirá mi madre..." Dicen que le dijeron que estaba allí Lupe Sino y no contestó. El más terrible romance de la muerte de Manolete es que nunca dijo en el hospital de Linares: "Que entre Antoñita..."

Y por la orillita del Guadalquivir de Córdoba irá cantando la copla:

Angustias Sánchez, qué pena, pena...

SOBRE MANOLETE, EN INTERNET:

Manolete, el mártir explotado, http://www.mundo-taurino.org/el_vito1.html

Manolete, mito y leyenda (en inglés) http://www.fib.se/mano.html

Manolete y Belmonte, pilares de la Tauromaquia
http://coloquio.com/toros/pillars.html


 

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