Don Antonio Delgado Roig es un ilustre arquitecto y sevillano
cabal. Socio número 1 del Sevilla F.C. y hermano número 1 del Baratillo y del Silencio,
del que fue hermano mayor y en la que ahora su hijo Joaquín es hermano mayor. Pregunté
una vez a Delgado Roig:
-- Oiga usted, don Antonio,
¿cuántos arquitectos hay en Sevilla?
Y muy en sevillano clásico,
gracia antigua, me contestó muy serio:
-- Más que albañiles,
Burgos, más que albañiles.
Me acordé de don Antonio en
cuanto la otra tarde entré en la sede de la Confederación de Empresarios de Andalucía
para asistir a la toma de posesión de Rafael Alvarez Colunga
como presidente. Si antes se decía que en Andalucía no hay empresarios, viendo la
cantidad de ellos que había congregado Alvarez Colunga había que preguntar y responder
al modo de Delgado Roig:
-- ¿Cuántos empresarios hay
en Andalucía?
-- Más que puestos de
trabajo, Burgos, más que puestos de trabajo.
Este recuadro, pues, es como una media verónica que remata los lances ayer sobre Lele Alvarez
Colunga. Al fin y al cabo, como estaban allí todos los del cuarto de los cabales que
son los flamencos amigos del Lele, estaban también El Mani y Tomás Azpiazu, y es como si
dijeran, por sevillanas:
--- Vamos con la segunda...
Es impresionante ver la de
cosas que han cambiado en Andalucía. Que Alvarez Colunga convoque a los empresarios y
pueda llenarse con ellos como media plaza de toros en plan Pabellón africano de la Expo.
Deduje la otra tarde en La Cartuja que empresarios hay de sobra en Andalucía. Lo que
falta es mentalidad empresarial, prestigio del empresariado. Lo que dijo el nuevo
presidente en el discurso, que los estudiantes, de mayores, quieren ser funcionarios de la
Junta, no empresarios. Que estamos en una Andalucía de la subvención, donde las empresas
técnicamente en quiebra le hacen la competencia a las pujantes y boyantes con los dineros
públicos, con el pretexto y la coartada de que no se pierdan puestos de trabajo. Porque
no se pierdan puestos de trabajo, impiden que los empresarios los creen. Este mismo
periódico que está usted leyendo, sin ir más lejos, donde unos empresarios se juegan
sus perras, tiene que competir en el mercado con un diario que si no fuera por los dineros
públicos de la Junta, hacía ya decenios que estaba cerrado. Escuché a Alvarez Colunga
un discurso a la catalana, donde la patronal no se llama CEC. Confederación de
Empresarios de Cataluña, sino Fomento del Trabajo. Que haya quienes fomentan el trabajo
aquí abajo, con la fama de no querer doblarla que tenemos, es un cambio importante en
Andalucía, tan cercano que no vemos su crecimiento, como los niños chicos que se crían
a nuestra vera.
Lo triste del
empresariado en Andalucía es que el acto del Lele, en el imponente centro que ha creado
en la Cartuja para la Patronal, estaba presidido por el primer empresario de Andalucía.
El primer empresario de Andalucía no es Javier Benjumea, no es el presidente de la
Sevillana, no. El primer empresario de Andalucía es Manuel Chaves, en tanto en cuanto
presidente de la Junta, que es la mayor empresa de esta Andalucía subvencionada y
subvencionante, donde los dineros públicos se emplean en gastos corrientes y no en
inversiones productivas. Que hubiera tantos empresarios en el centro de la CEA en La
Cartuja aun siendo Manuel Chaves el primer empresario es un milagro andaluz del que hablar
no se suele.