Menos
mal que no le han pintado la cara de negro... Porque la Diputación de Málaga ha tomado a
un escritor tan grande como José Antonio Muñoz Rojas por cartero real del Corteinglés,
entregándole los títulos de hijos predilectos de la provincia a título póstumo para
cuatro poetas olvidados de la Generación del 27: Hinojosa, Moreno Villa, Altolaguirre y
Prados. Es terrible que los títulos se los hayan entregado a Muñoz Rojas. Es como si le
dijeran: "Como usted está a punto de ir para allá, ¿no le importa llevarse estos
cuatro títulos junto con el suyo y se los da a ellos?. La Diputación de Málaga ha
tomado a Muñoz Rojas por un Seur 10 que entrega en el otro mundo. Dar a Muñoz Rojas el
título de hijo predilecto de la provincia en un pelotón de raros y olvidados es
olvidarse, quizá interesadamente, del gran escritor antequerano, al que no hemos olvidado
nunca y tenemos presente en nuestras oraciones (gramaticales) de todos los días quienes
tuvimos la fortuna de, aconsejados por don Francisco López Estrada, antequerano consorte,
leer hace mucho tiempo, en la primera edición de Ínsula, Las cosas del campo,
libro que yo echaría a pelear con Platero, con Ocnos, con la mejor prosa
poética del siglo XX español.
Yo que Muñoz Rojas estaría
muy mosqueado. Don José Antonio, ¿se encuentra usted bien de salud? Así lo espero y lo
deseo comprobar pronto en persona; a ver si una mañana de éstas subo desde los baños a
la Casería del Conde para echar con usted ese rato de charlita y porra antequerana que
hace mucho tiempo tenemos pendiente con nuestro común Juan Manuel Blázquez. Le pregunto
lo de la salud, don José Antonio, porque me escama que habiendo estado toda su vida tan
olvidado por la cultura oficial, por los antólogos, por los codificadores de la moda
literaria, por los niñatos de los premios y los niñitos inventores de generaciones,
ahora le estén dando a usted un premio cada lunes y cada martes, y un homenaje cada
miércoles y cada jueves, cuando hasta hace poco el único Rojas algo que sonaba era Avila
Rojas. Aquí, don José Antonio, cuando la gente se pone a hablar bien de uno y a darle
homenajes es muy conveniente ir al médico a hacerse un chequeo, porque es señal de que
le ven a uno mala cara y lo toman por apuntado en la lista de espera para el tranvía del
otro barrio.
Es triste, además, don José
Antonio, que seamos los propios andaluces los que establezcamos estas divisiones
futbolísticas en el 27, Primera y Segunda B. Creía que era un fenómeno sólo sevillano,
por la fotografía fundacional del homenaje a Góngora en el Ateneo que pagó de su
bolsillo Sánchez Mejías, quien simboliza la veneración del andaluz por todo lo de
Madrid. En el chutipingo que se organizó en Pino Montano, en el Ateneo y en los cuartos
del Hotel Pacífico que pagó para los poetas, Sánchez Mejías le dio importancia a los
que ya tenían el marchamo de Madrid. Si en la foto del Ateneo hay andaluces, es porque
eran unos señores que venían en el exprés de Madrid. Lorca y Alberti eran los andaluces
oficiales del Madrid del 27. Pero no estaban ni Cernuda, ni Laffón, ni Romero Murube,
porque habían cometido el pecado de amor de quedarse aquí. Como no estaba ni un solo
poeta de Huelva, o esta tetralogía de grandes poetas malagueños, al mayor de los cuales,
Altolaguirre, aún no hemos conseguido ni quitarle el despectivo diminutivo de Manolito.
Nadie se permite decir Rafaelito Alberti, ni Lorquita, pero Altolaguirre es
todavía, aun después de muerto, Manolito.
Así que don José Antonio
Muñoz Rojas, gran señor de las cosas del campo andaluz, no les eche usted cuenta a los
de la Diputación, que quieren ahorrarse los gastos de mensajería y deje esos cuatro
títulos en consigna. Que es donde más o menos siguen estando todos los poetas andaluces
de la Generación del 27 que no se fueron a Madrid a esperar que Sánchez Mejias les
pagara el viaje y la estancia en su tierra. (Esto de que los andaluces quieran mucho a
Andalucía si alguien les paga el viaje y la estancia verá usted que no es nuevo, don
José Antonio...)