La
Corte de Baqueira-Beret
En España, que es un Reino aunque muchas
veces no lo parezca, no hay Corte. Razón por la cual muchos tiran cohetes y sueltan
palomas. Los mismos que quedan extasiados cuando dan por televisión cualquier ceremonia
de la Corte de San Jaime, vulgo fastos de la Reina de Inglaterra y de su puñetero niño
Carlos. Pero me parece que están totalmente descaminados los que tal creen en cortesana
materia. En España sí hay Corte. Una Corte de nueva planta. Una Corte de diseño. Una
Corte que sólo funciona en vacaciones. Una Corte en Palma de Mallorca por el verano y
otra Corte en Baqueira-Beret por el invierno. Una Corte de fotomatón, donde todo el mundo
aspira a ser cortesano por un día, haciéndose una foto con Don Juan Carlos, ora de
pantalón corto en el Club Náutico de Palma ora en traje de esquí en Baqueira Beret.
¿Quién dijo que aquí no gusta que haya Corte? ¿Por qué, entonces, gustan tantísimo
estas Cortes de vacaciones, la Corte del Fortuna, la Corte de la cota 2.000 donde todos
los años, como un real mozo, muy cortesano, acude Jordi Pujol a que le veamos la cara de
frío que lleva el pobre camino del despacho con el Rey?
LLEGAN los Reyes a Baqueira y, con ellos,
decenas de cortesanos, a los que interesan los deportes de nieve en invierno
aproximadamente lo mismo que los deportes náuticos en verano, pero que están allí
porque para ser hay que estar, estar en Palma, estar en Baqueira. Los banqueros, los
políticos, los famosos, los nuevos (y lamentables en algunas ocasiones) Grandes de
España, allá que están en la Corte. Donde ese Rey que tiene un Palacio en Madrid, y
otro en La Granja, y otro en Aranjuez, despacha con el presidente del Gobierno... ¡en la
barra de una cafetería!
Un jeroglífico sin puño
Me maliciaba que el PSOE no era un
partido, sino una S.A. con nombres propios: Roldán, Juan Guerra, etcétera. Los congresos
del PSOE me daban un cante espantoso a junta general de accionistas. Creo que regalan un
viaje a Cancún al que sepa distinguir una junta general de accionistas de Telefónica de
un congreso federal del PSOE. Ahora tengo elementos racionales para comprobar que no
estaba equivocado. El PSOE su imagen corporativa, que le dicen. ¿Y a qué le dicen imagen
corporativa? Pues al emblema de las empresas, al color de los productos que venden, a las
ideas de su departamento de marketing. Ahora comprobamos que ni socialista, ni obrero ni
mucho menos partido. PSOE S.A., tras su joint venture con GAL S.A. y con otras sociedades,
como Filesa.
LOS socios de esta empresa han sido, empero,
muy coherentes con los emblemas que han usado. Desde 1879, partiendo de la ideología de
Pablo Castellano... perdón de Pablo Iglesias (¿en qué estaría yo pensando?), su
emblema era un yunque (símbolo del trabajo), con un libro y una pluma (símbolo de «las
fuerzas del trabajo y la cultura»). Desde 1977, bajo el gonzalato, el emblema fue el
puño cerrado (después de haber mangado), que al abrirse se convertía en la mano abierta
con que los trileros demuestran que la bolita no está allí, sino en una cuenta en Suiza.
La rosa era para el maquillaje de la beautiful people, la parte porcelanosa. Ahora, con la
tricefalia, se diseña un logotipo como un jeroglífico. Le pones una sota de bastos al
lado a esa rosa, y una nota musical, y es como lo que pregunta Ocón de Oro: «¿Quién se
ha llevado las comisiones del AVE y por qué B&V cargaron con ser los privilegiados
tontos de las bofetadas?»
San Euro, bendito y alabado
Apunten el nuevo santoral: 31 de
diciembre, San Silvestre Vallecano, corredor, aunque el ganador de este año, el que de
verdad ha corrido, Barrionuevo, ni siquiera ha tenido que ponerse el dorsal en el chandal,
pues tras el indulto de diseño ha llegado en un revolotío desde Guadalajara a su
Almería natal en menos que Rato rebaja en un punto la tasa de inflación. Y el 1 de
enero, en vez de San Manuel, como antes, esta vez era San Euro, Bendito y Alabado. Hablan
todos del euro como si fueran una medallita milagrosa de la Virgen del Carmen, como onza
de oro con la Guadalupana. Dirán que vivimos en una sociedad civil, donde todo rito
religioso de Navidad y Año Nuevo ha sido sustituido por el ceremonial civil de la tarjeta
del Cortinglés. La verdad es que hemos asistido a la canonización del San Euro. Dios
mío, qué santurronería con el Euro... Ni que fuera San Pancracio y San Judas Tadeo, en
una sola pieza de circulación legal. No es el Año Santo Jacobeo, como piensa Mariscal de
Gante mientras lee la consagración de España al apóstol. La puerta que ha derribado el
arzobispo de Santiago con un martillo de plata ha sido la puerta de la peseta, y el Año
Santo que se ha inaugurado ha sido el Año Santo de Euro.
COMO agnóstico que no cree en San Euro,
tampoco creo que desaparezca la peseta. La peseta ha desaparecido ya de la circulación
hace muchos años. Que me digan a quién le dan la vuelta de una peseta si paga en las
rebajas de enero alguna mercancía tocaya del año nuevo, que tenga un precio de 1999
pesetas. Llegamos a San Euro teniendo al duro de mínima moneda circulante. Dicen que
desaparecerá algo que ya no existe: la peseta.