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Memoria de Andalucía

 Antonio Burgos

El Mundo de Andalucía,   sábado 6 de febrero de 1998


El fútbol codificado de Matías Prats

Matías Prats, visto por Idígoras y Pachi

Matías Prats, visto por Idígoras y Pachi
 

"Este niño tiene algo en la cabeza", decía de aquel alumno el maestro de la escuela de Villa del Río. En la escuela del pueblo cordobés había un niño prodigio, un Mozart de la poesía, que hacía unos versos preciosos en su ingenuidad. Como aquel niño prometía tanto, alguien mandó una de aquellas poesías a Federico Algarra, propietario de Radio Córdoba . Matías Prats Cañete se llamaba el puñetero niño. Y como el verso que habían mandado a Córdoba gustó tanto al director de la estación EAJ 24, lo llamaron a la capital, como un Joselito un chaparrón de años antes, como un Arturito Pomar sin ajedrez:

-- Que venga ese niño a Córdoba para recitar sus versos cara al público en el programa de Navidad...

Y allá que fue el niño prodigioso. El poema que leyó ante el micrófono el niño Matías de Villa del Río estaba dedicado a los Reyes Magos:

Los Reyes Magos de Oriente
llegaron de madrugada
¡Mira¡, ¿ves estos bombones?
pues me han traído dos cajas.

"Aquel niño poeta, a medida que avanzaba en su recitado --ha contado Federico Gallo--, iba revistiendo con los ornamentos de los reyes de Oriente, capa larga y turbante, barba florida y corona, a las figuras del director de la emisora y de su propio padre, que habían puesto en sus manos lo que iba a ser el más preciado juguete de su vida: un micrófono."

El micrófono, o la poesía. Matías Prats pasa por un locutor, por un maestro de la radio, cuando en verdad ha seguido toda su vida haciendo lo mismo que en su debú con picadores en forma de Reyes Magos en EAJ 24 Radio Córdoba: decir poesías. Nacen los cordobeses dotados de todas las armas del arte de la palabra, y a Góngora, a Pablo García Baena, a Ricardo Molina, a Juan Bernier, a Mario López me remito. O a Matías Prats. Si pasan ahora por la memoria las cintas de las retransmisiones de partidos o de corridas de toros de Matías Prats, verán que en sus palabras había ritmo, imágenes arriesgadas, metáforas. Culto cordobés al lenguaje. Gongorinamente, Matías Prats ha levantado altos muros y excelsas torres en el arte de la palabra al servicio de la imaginación. Realismo mágico. Narró el gol de Zarra a Inglaterra en Maracaná y España entera no solamente estaba viendo el gol, sino marcando todos los españoles un tanto a la Pérfida Albión. ¿No es Góngora puro, Góngora del "Polifemo", llamar Pérfida Albión al equipo de Inglaterra cuando le marca un gol Zarra? Que, naturalmente, y gracias a Matías Prats, España entera aprende a decir que se llama Telmo Zarraonaindía. Hay que ser un poeta del micrófono para poder decir Zarraonaindía con ese ritmo y esa armonía... y encima para que España entera aprenda a decir algo tan difícil como una boina de Tolosa en forma de apellido.

Bueno, aprendíamos que Zarra era Zarraonaindía y aprendíamos que había nacido en Asúa el 30 de enero de 1921, que se crió en Munguía y que empezó jugando en el Erandio. En medio tiempo un partido de la selección radiado por Matías acababas sabiendo el nombre del caserío de la prima de la tía de Baracaldo de Telmo Zarraonaindía, y el nombre de la vaca más gorda que había dejado Campanal allá en sus verdes brañas antes de venirse a jugar al Sevilla F.C. Matías Prats ganó para siempre el Pichichi con su gol de Maracaná, que yo creo que lo marcó más el locutor que el locucionado Zarra, y sigue ganando cada día el Pichichi del Espasa. Matías Prats tiene en el disco duro de su prodigiosa memoria un Servicio de Documentación que hay que reírse del Archivo de Simancas. Está retransmitiendo una corrida de toros de Rivera Ordóñez, va con los palos Hipólito, y dice:

--- Y ahí ven a ustedes dirigirse hacia los medios a Hipólito, por cierto, primo de Salvador Távora Triano, el gran autor teatral, que también fue novillero y que a las órdenes de Salvador Guardiola Domínguez actuaba en el coso balear la funesta tarde en que el caballero en plaza hispalense, de la familia propiciatoria de El Toruño y del hierro de los Pedrajas, halló la muerte en Palma de Mallorca...

Matías Prats inventó el fútbol codificado. Aquel poeta de Villa del Río, aquel Góngora del micrófono, codificó el lenguaje del fútbol que desde entonces se sigue usando. La metáfora mitológica de Cancerbero aplicada al portero. El tropo literario de la parte por el todo de llamar trencilla al árbitro. La alta estrategia de la posición teórica, la posición teórica del delantero centro, la posición teórica del defensa central. Poeta de la geometría del punto de penalty. Poeta del tiempo de cuando van transcurridos veintidós minutos de juego en La Rosaleda el marcador continúa 1 a 0 a favor del conjunto malagueñista... Aquel niño de pantalones cortos de los versos a los Reyes Magos nos sigue trayendo el regalo de sus poemas de fútbol o de toros, el Archivo de Indias de su memoria. Al fin y al cabo, es un poeta de Córdoba que inventó el gongorismo del fútbol. Un creador de palabras y de imágenes que inventó el fútbol codificado para que lo viéramos siempre en abierto gracias al prodigioso don de su palabra.

 

 


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