Unas
lectoras me animan a que escriba de la barba del Príncipe de Asturias, pero me tiento la
ropa antes de hacerlo. Porque para mí que eso de la barba del Príncipe da mal bajío.
Debo decirlo como en los arranques terroríficos de las cartas de la cadena de San
Antonio: a Rosa Villacastín, que hizo una encuesta sobre la barba felipense, le quitaron
el Extra Rosa de la parrilla de Antena 3. Espero que no me quiten a mí escalera, pues
tomo la brocha para decir que teniendo servidor barba, ¿cómo quieren ustedes que me
parezca la barba del Príncipe? Fenomenal, chica, como dicen en la Corte. Ya solamente
llevamos barba las personas de orden, como Don Felipe, y no el rojerío como antes.
Dicen que es una barba de
humo, para que no hablemos de que hay que ver este hombre, la edad que tiene y sin novia.
Pero creo que las cosas van por otro lado. Como buen padre, el Rey, desde la ventanita de
La Zarzuela, me imagino que le enseñará España el Príncipe y le dirá: "Todo
esto, hijo, el día de mañana será tuyo". La barba del Príncipe viene, pues, por
el día de mañana. Para Don Juan Carlos fue muy fácil proclamarse Rey de todos los
españoles. Le bastó con seguir las palabras y la estela del barco de Don Juan y
promulgar la Constitución. El Príncipe de Asturias lo tiene más difícil. Se tendrá
que ganar el puesto, y la alternativa que ya le ha dado su padre tendrá algún día que
confirmarla en la plaza del ruedo ibérico, y ya saben ustedes cómo es el público de esa
plaza, con ese tendido 7 de las nacionalidades históricas.
Por ahí va la barba de Don
Felipe. Tendrá que buscar algún día una solución para que la acepten como Señor de
Vizcaya, pero de momento ya está dando la imagen visual de heredero de la Corona de
Aragón. Eso no es una barba, es una lección de Historia y de geografía. El Príncipe de
Asturias se ha dejad barba por Cataluña. No para gustarle más a las señoras, que le
comen en la mano, sino para no desagradar a Jordi Pujol. Con barba, más que nieto del
Conde de Barcelona es descendiente directo de quien antes era Wilfredo el Velloso y ahora
Guifré el Pilón. No es, por tanto, que se haya dejado la barba. Es que va de Guifré el
Pilós por la que pueda tronar en Cataluña después de la que está cayendo en el País
Vasco.