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Como
Antonio Vargas Heredia, el Rey, que lo es por hijo y nieto de
Camborios, fue ayer a Sevilla a ver los toros. Sensibilidad se
llama la figura. Cuando hay elecciones, el Rey no vota, pero
ante unos carteles taurinos, S.M. puede elegir perfectamente
entre José Tomás y El Juli o Joselito y Rivera Ordóñez. Por
tradición, la Casa Real ha sido currista, hasta el punto de que
el señor Romero
podría poner en sus tarjetas de visita: "Proveedor de
esencias de arte de la Real Casa". El Rey estaba ayer tarde
en el palco del Príncipe de la plaza del Arenal, con la Infanta
Castiza que ocupa la plaza montada (en calesa, claro) de La
Chata. Pero sin la Reina. Y un guasón de la ciudad, copiando
la frase que había leído en una gaceta hispalense, dijo:
-- Qué lástima de hombre, ahí solo en el palco, sin su
mujer... Mira, como la Reina le ha salido ecologista, cada vez
que el Rey viene a los toros me lo dejan al pobre de
rodríguez...
Es cuestión de Maestranza. En Sevilla, igual que hay dos
Esperanzas, la Macarena y la de Triana, también hay dos
Maestranzas. Una en femenino y otra en masculino. La
Maestranza, por la de Caballería, es la plaza de los toros. El
Maestranza, por la de Artillería en cuyo solar se alza, es el
teatro de la ópera. Si en vez de a la Maestranza hubiera venido
al teatro de la Maestranza, el Rey no hubiera estado solo. A la
Reina le gustan los arrimones de Rostropovitch con un violón,
no los de El Juli con un toro de El Torreón. No es bueno que la
mujer esté sola en los conciertos, y el Rey se tiene que chupar
unos coñazos espantosos, pero es estupendo que el hombre esté
solo en los palcos y barreras de los toros.
Por eso, como ese a guasón al que robaban ayer tarde de
oído, a mí la Reina no me parece tan gran profesional como
dice Peñafiel. Al menos en esto de los toros. Es lamentable que
el Rey constitucional tenga que ir de rodríguez a la Fiesta
Nacional, cuando va con la Reina a esa otra fiesta nacional que
es el fútbol. Si la Reina fuera tan gran profesional como
dicen, haría de tripas ecologistas corazón de respeto a las
tradiciones culturales populares que hasta merecen sus queridas
medallas de Bellas Artes, y se pondría unas gafas de cristales
opacos como Doña Victoria Eugenia, inglesa horrorizada por la
sangre, y aguantaría el tipo allí arriba en el palco, haciendo
como la que mira a un toro que mete los riñones en la tercera
vara. Si la Reina fuera tan gran profesional como dicen, ayer
tarde hubiera estado al lado de Don Juan Carlos en el palco del
Príncipe de la plaza de Sevilla. Y nada digo ya del Príncipe
de Asturias, que la única vez que pisó el palco regio
sevillano que lleva su nombre, acompañando a su augusta abuela Doña
María, se salió en el tercer toro. Mira cómo en el
Bernabeu nunca se sale en el primer tiempo...
Sobre la Casa Real y los Toros, en El RedCuadro:
- Continuación de este
artículo Que los
Reyes no vayan a los toros
- Reacciones al
artículo "Rodríguez Borbón"
- La primera currista
Sobre la Corona y la
boda del Príncipe, en El RedCuadro:
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