Miro la lista de los 1.179 altos funcionarios que el Gobierno ha fichado por vía digital y nada, tampoco esta vez ha habido suerte. Ninguno ha sido destinado urgentemente a La Moncloa como asesor de atuendos de Ana Botella. Carmen Romero tenía 150 novelistas y por lo menos media docena de asesores de imagen. Ana Botella, cero cartón del nueve. Y se nota, porque siempre da la nota. Tantas pasarelas Cibeles y tantos salones Gaudí, y la mujer del presidente no se ha enterado de nada. A ella le da lo mismo que sea un funeral que una gira campestre. Tira de armario, se pone su vestido sin mangas de reglamento, y marchando para el teatro. Tiene la rara habilidad de hacerse notar por lo inadecuado de su atuendo en cada instante. Ejemplo: la boda del hijo de Adolfo Suárez con la hija de Samuel Flores, allá por donde Colón perdió el gordo. A la boda del niño de Suárez todas las señoras iban de corto, empezando por la Reina. ¿Cómo iba Ana Botella? No hay que ser Rappel para saber que doña Ana iba de largo y encima de pedrerías, anda que no le gusta nada un lamé... Un lamé sin mangas, naturalmente. La única de largo sin ser la madrina. Si tú vas a un sitio y hay una señora de adefesio y oro, no te quepa la menor duda nunca: es Ana Botella.

Propongo, pues, que el PP contrate urgentemente por vía digital al asesor de imagen de Carmen Romero para que aconseje a Ana Botella. No será nada raro. Total, ¿no ha encabezado la delegación del gobierno español para la constitución del Tribunal Penal Internacional el mismo Juan Antonio Yáñez que era jefe del gabinete de González para Asuntos Exteriores? No será por manga ancha por lo que no podamos acabar con esta Ana Botella sin mangas dando cortes de mangas a la tenue discreción y sereno equilibrio que suelen llamar elegancia.