Desde
que al Rey se le pusieron a casársele las Infantas como las locas, vengo sosteniendo que
las bodas fueron buenos espejos donde mirar la psicología de Sevilla y la de Barcelona,
la realidad de la autonomía catalana y la desolación de la autonomía andaluza; un
pueblo en pie y otro pueblo encantado siempre de haberse conocido. Sin que viniera por
aquí más que a cuatro cosas de los caballos en Pineda y a casarse porque lo quería su
abuela la Condesa de Barcelona, a Doña Elena la hicimos hija adoptiva de Sevilla y no la
colocamos en el escudo junto a San Fernando, San Isidoro y San Leandro porque la alcaldesa
tiene nombrada una comisión para reformarlo, que, si no, allí en el escudo que estaba la
Infanta llamada sevillana, con Marichalar al lado de punta en blanco... Aunque yo, la
verdad, no veo su sevillanidad por ningún lado. Echó unas lagrimitas cuando el coro
rociero del Salvador cantaba la salve, pero esa salve no es sevillana, es de Almonte
(Huelva), aquí la salve es a la Virgen de los Reyes. En cambio, la Infanta catalana sí
que es catalana. Doña Cristina se fue a vivir a Barcelona, a la casa que tiene abierta
allí, ha aprendido a parlar catalán, está colocada en la Caixa, que es el tuétano
económico de la nación de la buchaca, y su marido es jugador del Barsa, que es algo más
que un club. Bueno, pues ni por ésas han hecho a Doña Cristina hija predilecta de
Barcelona. Aquí, en cambio, la gente se entregó a Doña Elena como suele hacer, sin
pedir nada a cambio y así nos va a los sevillanos y a los andaluces.
Doña Elena ha tenido ahora un
niño en su matrimonio morganático, que en estos saltos a la torera de la Pragmática y
en esta Monarquía de Diseño que tenemos, dicen que es el tercero en la sucesión a la
Corona. ¿Y cómo le han puesto al niño? Pues le han puesto Felipe, por su tío, y Juan,
por su abuelo y su bisabuelo. ¿Y después? Pues después, Froilán, que es un santo, como
ustedes saben, muy sevillano y muy andaluz... Vamos, un santo para recordar siempre la
vinculación que la madre tiene con Sevilla... (Froilán se llamaba un gallego del
callejón de Oropesa que cargaba pianos y salía de costalero con El Fatiga...) Si hay
oportunidades perdidas de oro, esta oportunidad que ha perdido Doña Elena es de oro,
brillantes y esmaltes. ¿Qué trabajo le hubiera costado ponerle a la criatura algún
nombre que sonara un poquito a Sevilla? No digo yo que le fuera a poner Jesús, por el
Gran Poder... Tampoco que le fuera a poner Manuel, por el Señor de la Salud de la
Hermandad de los Gitanos, eso debe de quedar para el niño de la duquesa de Montoro y el
torero futuro duque de Montoro, que con la boda va a pasar del Cossío al Gotha... No pido
que Doña Elena le hubiera puesto al niño Hermenegildo, porque los monárquicos se iban a
acordar de Altozano Moraleda, que tanto dio la cara por la Causa, ni que le pusiera
Leandro, porque iban a decir que al pobrecito le habían puesto nombre de caja de yemas.
Pedirle que le pusiera Curro, por la afición taurina de su augusta abuela sé que hubiera
sido excesivo, aunque a los romeristas nos hubiera parecido de todo punto acertado, que el
hijo de una Infanta llevara el nombre del Faraón, total, cuestión de sangre de reyes en
la palma de la mano... Pero, hombre, Fernando sí que podía haberle puesto, haberse
acordado un poquito del santo patrón de Sevilla en lugar del patrón de Lugo, donde
habrá muy buena ternera blanca, hija, pero unos santos con unos nombres horrorosos... Y
con Fernando, aparte de acordarse de Sevilla para algo que no fuera la juerga y el papel
de caseta y bar de España a que nos tienen condenados, pues hubiera también rendido
tributo a un Santo que fue, mire usted, Rey de Sevilla, de Jaén y de Córdoba...
Pero nada. hija, de
acordarse de Sevilla, ni mijita. Como a pesar de todo soy monárquico del sector
masoquista, interpreto que sí, que le ha puesto al niño un nombre muy sevillano. Es la
parte final que dice y de todos los santos. Eso, en latín, es Omnium Sanctorum.
Vamos, que el niño es de Omnium Sanctorum, de la calle Anchalaferia, de la
Plazaloscarros, de Palacios Maraver, de Divina Pastora, de toda aquella parte de por
allí... (Por las que hilan...)
Otros
artículos sobre el hijo de la Infanta:
Real y Española
Real Abuelazo