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El Recuadro

 Antonio Burgos

El Mundo, lunes 23 de noviembre de 1998


Tres cuartos de milenio

"San Fernando entrando en Sevilla", de F. Pacheco

"San Fernando entrando en Sevilla", óleo de Francisco Pacheco (1634) para la Catedral de Sevilla

Su tumba, tan moderna, ecuménica, permisiva y tolerante como que está escrita en cuatro lenguas (castellano, latín, hebreo y árabe), dice cosas absolutamente pasadas de moda, como que era el más honrado, y el que más temía a Dios. Ahora se teme a los bancos, y se teme al agujero de ozono, y en punto a honradez, hasta ayer por la mañana lo que se llevaba era ronear de Cultura del Pelotazo, cuyo análisis social me dijo hace unos años mi maestro de Gramática Parda, el profesor don Miguel Criado, al advertirme: "¿Tú ves todos estos que ponen caseta en la feria y casa en el Rocío, que la gente se da bofetadas porque los conviden a ir o que los lleven a las monterías que dan? Bueno, pues todos esos, verás tú, dentro de dos o tres años, cómo el que no ha dado el barquinazo es porque ha dado con todos sus huesos en la cárcel..."

De quien hablo es de aquel que está enterrado en Sevilla en una tumba con epitafio en cuatro idiomas, que fue el Rey de las tres religiones y de las tres culturas, y que tal día como hoy incorporó Sevilla a la Corona de Castilla, como antes había reconquistado Córdoba y Jaén, que iba río abajo como un personaje de García Lorca, sólo que en vez de una vara de mimbre llevaba la espada en una mano y la bola del mundo en la otra. Hablo de Fernando III, Rey de Castilla y León, un Santo que es de verdad nuestro Rey católico, en esta España donde los tópicos Reyes Católicos sólo sirven que los saque Sorolla en los murales de la Hispanic Society de Nueva York y que además, que no eran tan católicos, porque tierra que conquistaban era tierra donde a los judíos los mandaban muy bien colocados de sefarditas a añorar las llaves de su casa de Toledo. Mientras que San Fernando llenó de Juderías las ciudades andaluzas, esto es, de valores tan actualidad como la convivencia y la permisividad. San Fernando me cae bien porque era un Rey a lo Fernando Villalón y sus islas del Guadalquivir. A los moros que no se quisieron ir, San Fernando ir los dejó tranquilitos en su morería.

Dicen sus enemigos que San Fernando era un Rey conquistador, Nada más incierto. Era un Rey conquistado. Fue conquistado por Andalucía y por su cultura, por el espíritu de sus ciudades. A las que enseñó tolerancia. Sevilla, por ejemplo, es la única ciudad que en su escudo tiene a tres señores que no han nacido en ella: a San Fernando con San Leandro y San Isidoro, para que luego digan que somos chovinistas. Como todo es posible en las tierras que tienen a orgullo haber sido conquistadas por San Fernando, Sevilla celebra hoy el 750 aniversario de su incorporación a la Corona de Castilla, con una exposición sobre el Santo Rey en el Alcázar donde murió un florido día de mayo de 1252. Viene Don Juan Carlos a inaugurar esta exposición y los actos de los tres cuartos de milenio de la castellanidad de Sevilla y me encanta la fecha por dos cosas. Una, porque a ver si así reconocen que Don Juan Carlos no es Rey porque lo dijera Franco, sino que la cosa viene de San Fernando, y eso tirando corto. Y otra, porque es precioso que en una nación donde la gente dice que no son de España, los sevillanos no sólo digamos que somos de España, sino además de la Corona de Castilla. Hace tres cuartos de milenio que tomamos esta autodeterminación.

 


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