
No todo es milagro de la Blanca Paloma
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He llegado a la triste conclusión de
que el nacionalismo andaluz es un sueño imposible que evoca quimeras. Aquí nunca puede
haber, por ejemplo, un Setién ,porque los obispos nos los manda el Vaticano todos de por
ahí arriba, de Valladolid tirando corto, y la gente los recibe encantada. La Iglesia
vasca que habla euskera es aquí la Iglesia andaluza que habla en los púlpitos con un
perfecto acento castellano que les enseñan en los seminarios, si es que todavía hay
seminarios y no se los han vendido todos a la Junta. Los que podrían haber sido los
nacionalistas son los cómplices del Partido de Guadalajara y entretienen sus ocios y
lavan su mala conciencia de colaboracionismo con el enemigo reclamando la sevillanidad de
un pintor de la Corte de Madrid como es Velázquez.
Pero quedan en Andalucía pueblos y
ciudades nacionalistas. Podríamos haber conseguido el nacionalismo andaluz sumando estos
nacionalismos locales, que haberlos, haylos. Existe, por ejemplo, el nacionalismo
gaditano. El gaditano cree (y con toda la razón) que Cádiz es lo mejor del mundo, mundo
que acaba en las Puertas de Tierra. El otro día firmé mi última obra en la librería
del Cortinglés de Cádiz. Que está en el Trasmuro, como cincuenta metros fuera de las
Puertas de Tierra. A la noche, en La Viña, una gaditana me decía:
--- Hombre, Antonio, si la firma hubiera
sido en Cádiz habría ido...
Firmar un libro cincuenta metros más allá
de las Puertas de Tierra no es firmarlo en Cádiz. Es firmarlo en Puertatierra, que es
otra cosa. Por el nacionalismo. Nacionalismo que igualmente funciona en Jerez ( "Viva
España y Jerez", lo dice todo), y que existe también en dos espléndidos pueblos de
la provincia de Huelva: Lepe y Almonte. Lepe se codea, como nación que es, con Cataluña
y con la Unión Europea vendiéndoles fresas. Y Almonte, siendo finibusterre, se siente
centro del mundo. Yo hoy quiero hacer el elogio de ese Almonte maravillosamente
nacionalista, que tiene hasta su propia habla, su singularísima entonación. Vas a
Almonte y palpas el dinero que le viene de sus tres grandes recursos, sobre los
tradicionales del campo y del esfuerzo: el Rocío, la Playa y el Coto. Término grande y
pueblo rico, yo quiero hacer hoy el elogio del Ayuntamiento de Almonte, modelo de servicio
al vecino y al contribuyente en su burocracia. Como socio fundador que soy de la Playa de
Matalascañas y andando de artistas en mi casa morada de la Colá de la Higuera, he tenido
que vérmelas por tres veces con el Ayuntamiento almonteño. ¡ Qué maravilla de
burocracia ! ¿Sabes ustedes que el nacionalismo almonteño hasta pone azafatas que le
acompañan a uno por los despachos municipales donde tiene que hacer el papeleo? Y una
informatización que ya la quisiera Bill Gates. Quieres saber si has pagado la plusvalía,
y, zas, teclazo y como ésta. En dos minutos. Sin cola. Quieres ver si te dieron el
permiso de obra, y una diligencia que ni la de John Ford: "Su expediente va a la
comisión informativa del martes y el jueves tiene usted la comunicación..." Los que
nos hemos pasado las horas muertas en esa Plaza de la Encarnación, en ese Mercado de
Entradores, pensamos que el Ayuntamiento de Sevilla, todos los ayuntamientos andaluces,
deberían aprender de la burocracia almonteña. Que no todo en Almonte es milagro de la
Blanca Paloma, sino también orgullo nacionalista almonteño de las cosas bien hechas. |