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San Pancracio con su dedo tieso |
Como la cibernética la cargan los ángeles, San Pancracio en persona me
ha puesto un correo electrónico. Aunque está contento porque gracias a la lluvia fina
del PP cada vez tiene menos trabajo ( a más puestos de trabajo, menos trabajo para San
Pancracio en su puesto), me muestra su preocupación: " Todo, don Antonio, por culpa
del euro. Y no es que yo, como santo, esté en contra o a favor, sino todo lo contrario.
Pero es que, mire usted, con las nuevas monedas que pondrán en circulación, los centavos
de euro, me han creado un grave problema de marketing de milagros, cuando con estas cosas
santas no se debe jugar. Lo diré: las monedas nuevas no tienen agujerito en el centro. Y
si las monedas no tienen agujerito, ¿qué me van a poner en el dedo tieso de mis
imágenes? Todos los españoles de bien que confían ciegamente en mi buen hacer y amorosa
y devotamente me ponen una monedita, ahora de 25 pesetas, en ese mi dedito que trae la
abundancia y la buena dicha al hogar que me acoge, ¿qué me van a colocar ahora? Y nada
digo en los miles de comercios de la nación, donde soy más fijo de plantilla que la
licencia de apertura puesta en un marco.
"Como ve, don Antonio, mi temor está
más que fundado. En un país que organiza un motín tan sólo por unos centímetros de
capa, qué no organizará cuando comprenda que a su San Pancracio no le pueden poner la
monedita que requiere para que sus favores se cumplan. Y no es porque yo necesite de esa
moneda, ya ve usted qué necesidad tengo de cinco duros en el cielo desde el que le
escribo. Pero se ve que estos señores del Banco Central Europeo son unos descreídos, de
los que confían más en los dones milagrosos del euro que en los verdaderos prodigios de
mi santidad. Ya sé que son todos medio protestantes, calvinistas y esas cosas, Burgos,
pero una cosa son los santos en general y otra cosa soy yo, San Pancracio. Por eso, don
Antonio, desde su pluma, intente convencer a esos descreídos, que aún están a tiempo...
Total: es sólo coger un taladrín y hacer un agujerito a la monedita de diez céntimos y
todos seguirán creyendo en el euro que viene. Me dirá usted que también me pueden poner
perejil, ¿pero quién sabe del futuro del perejil en la Europa verde? No, lo mío, lo
cristiano, es que me pongan ustedes mi monedita con su agujero. Porque usted mejor que yo
sabe que ni bonanza del PP ni nada. Esta prosperidad la alcanzaron los españoles a base
de ponerme moneditas de cinco duros en mi dedo tieso."
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