Otro domingo en que Pero Grullo se me mete por las puertas del
escritorio. No ha encontrado plaza en el Inserso para cumplir el sueño mediterráneo de
morir en Benidorm, sin aguacero, una tarde de la que tiene ya el recuerdo, en brazos de
una puretona, bailando el agarrado. Para entretener sus ocios, viene con sus numeritos.
Trae apuntada en una libreta la cifra de los ya olvidados muertos de la ETA, las 800
víctimas que de aquí a unos meses se pasarán otra vez por la piedra, ahora de las tres
pes de Azaña traídas a nuestros días: Paz, Piedad, Perdón. Y trae también apuntadas
las cifras del Ministerio de Interior sobre maltrato y agresiones a mujeres,
correspondientes a 1997. En ese año, en España hubo 18.872 denuncias por agresiones
físicas a mujeres, de las cuales un 40 por ciento vivía con sus parejas. En ese año, 75
mujeres murieron a manos de sus maridos. La ETA no mató a 75 criaturas en 1997, me apunta
Pero Grullo, y mucho menos quemó vivas a tres personas. Pero tres mujeres fueron quemadas
vivas por sus maridos, maromos o mantenidos en 1997. De estas 75 víctimas mortales del
terrorismo matrimonial, el 98 por ciento había presentado denuncia por agresiones
previas. Esto es, que había sueltos por ahí, perfectamente reagrupados en la cárcel del
hogar, 73 asesinos potenciales que hasta que no acabaron apuñalando o rompiendo el
cráneo a la legítima, no pararon. Sigo con las cifras que me trae Pero Grullo. Siempre
en ese año de desgracias de 1997, 350 mujeres sufrieron lesiones de consideración al ser
acuchilladas en la cocina, perdieron la audición por rotura de tímpano, o la visión de
un ojo por golpes. Y de estos 350 rituales sacrificios matrimoniales, 8 de cada 10 se
realizaron en el domicilio conyugal y 280 de ellos ante la presencia de los hijos,
aterrorizados. Y lo que no se denuncia por miedo. Algunas españolas pasan en su casa más
miedo que un concejal del PP en Rentería, que un guardia civil mirando debajo de su coche
en Oyarzun.
La ETA, en veinte años de
actividad, ha matado a 800 españoles. Tomando esas 75 mujeres asesinadas en 1997, que es
cuando estas cosas empezaron ya a destaparse, Pero Grullo me calcula que en veinte años
habrá habido 1.500 mujeres muertas por sus maridos, amantes o maromos. Pongo cada tarde
la televisión y en el programa de la Ana de turno, de la Julia de guardia, veo a cuatro
mujeres maltratadas que en cuatro sillones, cuentan sus terribles historias para no dormir
la siesta. Lo contradictorio es que hasta algunas mujeres lo ven como lo más normal del
mundo, y luego hablamos de la ablación del clítoris en Africa: "Niña, quita eso,
que otra vez están aquí las que les pegan los maríos..." Setenta y cinco
muertos en un año son muchos muertos. Lo triste es que para muchas mujeres maltratadas,
al borde de un ataque de cuchillo de cocina, de una lata de gasolina y un mechero, no hay
tregua, ni pacto de Estella con el asesino en potencia con el que tienen que dormir todas
las noches. En esto de las mujeres maltratadas, parece que el Arzalluz de la tregua, en el
machismo español, estuviera de parte de los maridos... Esos sí que no merecen ninguna de
las tres pes de Azaña, ni paz, ni piedad. ni perdón.