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Dejará de existir el "kilo" que
inventó El Cordobés (Dibujo de Idígoras y Pachi) |
Hubo una señora de Sevilla que
cuando pusieron el Ave estaba loca de contenta. Y no porque hubieran puesto el tren de
alta velocidad (de alta velocidad en el cobro de comisiones, se entiende), sino porque
habían dejado medio vacío el avió de Madrid. Decía, contentísima, en Pineda:
-- Me encanta esto del Ave porque en el
avión volvemos a ir únicamente los que siempre hemos ido en avión, los de toda la
vida...
Cuando me he empapado de esto del euro y de
sus conversiones en pesetas según la calculadora que me ha regalado José Luis Olano, el
dueño del Bar Pedrín de Cádiz, me he acordado de aquella señora de Pineda. Me imagino
que estará que no cabe en sí de gozo, pues, al modo del Ave y del avión, seguro que
dirá ahora:
-- Me encanta esto del euro porque gracias
al euro acabará esta ordinariez de que ya todo el mundo era millonario. Con el euro otra
vez seremos millonarios únicamente los que siempre hemos sido millonarios, los
millonarios de toda la vida.
Claro que también hay otro modo de
considerar las cosas. Cuando la peseta tenía una tasa de inflación de caballo (de
caballo de Pineda, naturalmente, estimado Pedro Alvarez Domínguez que lo presides) y por
el dinero puesto a piñón fijo en el banco te daban el doce por ciento por lo menos, un
amigo mío, senequista donde los haya, me hacía un análisis absolutamente desolador de
la situación de la peseta:
--- Mira qué poco valdrá ya un millón de
pesetas, que yo gano cinco millones al año...
Ahora es cuando de verdad se ha acabado la
Cultura del Pelotazo. Aznar ha sido el marmolista que le ha puesto el epitafio a la tumba
donde descansa la cultura del pelotazo y todos los millonarios de mentirijillas, porque ni
ésos eran millonarios ni eran ná. El que tenga un millón, que lo cuide, que lo cuide,
porque tendrá sólo 6.010 euros. Una porquería. Parece que la nueva moneda única
europea la ha pintado Valdés Leal: sic transit gloria mundi. Las postrimerías de
los millones y de los millonarios. A los millones les han metido la reductora. Hay que
tener 166 millones de pesetas para ser millonario. Ese piso de usted, valorado en 30
millones de pesetas, de millones, nada. Eso vale ahora nada, 180.303 euros. Vamos, ni
cuarenta mil duros de euros. Qué porquería de piso tiene usted...
Ahora es cuando de verdad volverá a haber
"pisos de los millonarios". Cuando hicieron en la plaza de Cuba el edificio que
corona el luminoso de la Cruzcampo, la gente lo llamó (con envidia más que caridad)
"los pisos de los millonarios". Fueron los primeros pisos que costaron más de
un millón de pesetas. Ahora tendrá que ser un piso de 166 millones de pesetas para
arriba para que de verdad sea "piso de los millonarios". Así que millonarios,
millonarios, nada más que serán los que tengan un chalé en La Palmera, una casa con
parcela de diez mil metros en Colina Blanca y pare usted de contar. Los millonarios de
toda la vida, como diría la señora de Pineda. El que tiene que estar muy mosqueado es
Manuel Benítez El Cordobés. El fue quien bautizó al millón de pesetas como kilo,
al ser el primero que lo cobró por torear una corrida. El kilo nos lo han dejado en menos
de cien gramos. Vamos, querido José Flores "Camará", que un kilo de euros por
corrida no los cobra ni el excelentísimo y millonario señor Duque de Montoro... |