Portaobjetos para
cuatro asesinos
No son cuatro niñatos de
Jarrai. Son cuatro tíos como cuatro trinquetes. Con esas camisetas, ¡qué cuatro cuerpos
para descargar barcos de cemento en el muelle! Encima de asesinos, flojos. Y están de
coñas, en el fanal que les han puesto. ¿Cachondeíto encima? ¿Cómo queréis que nadie
tome en serio vuestro movimiento de liberación de la leche migada con sopas gordas, si
aparecéis como cuatro asesinos en el recreo? No solamente os ponen celdas con
calefacción, y tele en color para ver el partido de España, esa selección extranjera
que un día jugará con la de Euskadi. Encima os ponen en un fanal cuando os llevan a
estrados en la Audiencia Nacional. Videla sale entre rejas y es la imagen del fascismo a
la argentina. Pero vosotros, pedazo de flojos, que eso es lo que sois, unos flojos que os
habéis apuntado en el PER de la muerte para no doblarla, el Plan de Empleo de la Muerte;
pero vosotros, salís entre cristales, entre algodones, como si no fuera con ustedes.
Después de todo, está muy bien. Es como si os pusieran en un portaobjetos y os
miráramos por el microscopio.
Claro, hombre, ¿cómo no lo
habíamos pensado antes? Ortega Lara salió de su ataúd tan delgado porque es muy
delicado con la comida. Teníais que haber llamado a otros especialistas en lo vuestro. a
los de los GAL. Os hubieran dado la receta de las latas de fabada Litoral. Que es lo que
os pegaba, porque está de muerte, como estáis vosotros, jugando a los chinos en vuestro
fanal con la vida de los inocentes. O no tan inocentes, claro. Es que son unos melindrosos
con la comida. Ah, ya, lo que tenía Ortega Lara no era privación de libertad, era
anorexia. Un inapetente melindroso. Entre los otros con la fabada y vosotros con la
disorexia de la inapetencia, a este paso, aparte del fanal, vamos a tener que llevar a los
juicios de los asesinos un perito en gastronomía. Que no faltarán, favorables, entre
estrellas de la gastronomía, muy cercanos a estos cuatro tíos flojos como cuatro
trinquetes haciendo el gilipollas con una camiseta en la Audiencia Nacional.
Gol
de Romario a nuestra primera industria
Europa nos dijo en Maastricht:
"Tomen la bandeja de camareros continentales. Ustedes abandonen toda idea de
desarrollo industrial; los sitios de potencias industriales de Europa ya están abonados
hace muchas temporadas en esta plaza. Ah, y no se hagan tampoco ilusiones con su
agricultura, que aquí tenemos a un tío que se llama Fischler que verán cómo en un
periquete acaba con las poquitas que tenían, si tenían algunas. Lo de ustedes
--continuaron -- es el sector servicios: con ese sol, con esa simpatía, con ese flamenco,
con esa paella, con esa sangría, con esas playas... Ustedes lo que tienen que hacer es
especializarse en el descanso del guerrero industrial y agrícola del continente, poned
muy baratitos los hoteles en esas playas paradisíacas bajo ese sol maravilloso, y se
colocan todos ustedes de camareros, para servir ora la sangría, ora la paella. Y en
vuestras ciudades, haced lo mismo. Convertidlas en soportes de las grandes superficies
comerciales de las empresas ultrapirenaicas, para que allí se surtan a precios baratos
los resortes de creación de riqueza que debéis establecer, a saber: los bares, los
restaurantes, los mesones serranos, las marisquerías gallegas. Ya habéis logrado las
tasas europeas de desempleo pero debéis batir los récords de bares por cada 1.000
habitantes, que aún sólo tenéis 234 bares por cada 1.000 habitantes..."
Siguiendo, pues, directrices
europeas, el bar y el restaurante son la primera industria nacional. Industria a la que el
fútbol televisado ha marcado el mejor gol del Mundial de Francia. El horario de los
partidos, con los bares y los restaurantes vacíos, es un gol de Romario a la primera
industria nacional. Partido a las 2 y media de la tarde, adiós caja del aperitivo,
adiós, libro de las reservas de los almuerzos... Partido a las 9 de la noche , adiós,
caja de la copita de la noche, adiós, libro de las reservas de las cenas. Así, hasta el
12 de julio. Zona catastrófica de cuatro tenedores. Y eso que todavía no juega España
contra Euskadi...
La
habitual y cíclica campaña contra Cela
Qué torpe soy. Toda una vida
leyendo crítica literaria, y me había ido vivo el Manual de Literatura Española
Contemporánea de Matilde Fernández, una crítica importantísima, que como los del
Cervantes están ciegos, aún no le han dado el premio, ni los del Príncipe de Asturias,
que son unos mezquinos. No tenía yo una idea clara de la novela española en este siglo
hasta que he oído la lección magistral de la profesora doctora Matilde Fernández:
"Desde La Colmena, Cela no ha vuelto a escribir una obra de calidad".
Sí, señor. Pero señor Lara, ¿qué espera para nombrar a Matilde Fernández presidenta
del jurado del Planeta?
Tan eminente crítica ha
terciado en la habitual y cíclica campaña contra Camilo José Cela. Ya la estaba yo
echando en falta. Hace lo menos ocho meses, me decía, que los que sabemos no desatan su
habitual campaña contra Cela, en plan "Rusia es culpable". Como sabemos, Cela
es culpable., Siempre. ¿De qué? Ah, pues de todo. Aquí, de lo que no es culpable
Alvarez Cascos es porque es culpable Cela, y viceversa. Ahora Cela es culpable de haber
mantenido una vieja tesis de sus libros, esos que tan bien conoce la profesora Matilde
Fernández: cada cual es empresario de su culo y puede montar en él los espectáculos que
tenga por conveniente. O dejar de montarlos, por descanso de la compañía. Al fin y al
cabo, lo que ha hecho Cela ha sido defender la libertad de espectáculos. Razón más que
suficiente para que haya sido objeto de la habitual campaña en plan "Arriba"
por parte de los mandos verticales del Sindicato del Espectáculo. Que me hacen mucha
gracia. Por lo visto, hay premios Nobel y premios Nobel. Gabriel García Márquez puede
justificar la dictadura cubana y aplaudir sus fusilamientos, que no pasa nada. Pero Cela
no puede expresar sus opiniones acerca de la- ola-de-lorquismo-que-nos-invade. Hombre,
pues no estaría mal que, como clausura de los actos del centenario, Cela fuera fusilado
en Viznar. Naturalmente que por un piquete del Sindicato del Espectáculo. Qué
espectáculo...