Otro domingo otoñal más en que Pero Grullo, como no tiene nada
que hacer en España dado el actual desorden de cosas, se me mete por las puertas del
escritorio. Trae en la mano un recorte de El Mundo, donde entrevistan a Rita
Barberá tras la encuesta que augura que renovará su mayoría absoluta en las
municipales. Me dice Pero Grullo: "Malos tiempos corren, maestro, cuando la obviedad
no solamente es noticia periodística, sino objetivo político. Mire usted lo que afirma
aquí la alcaldesa de Valencia como el bombazo que dijo el otro que iba a pegar, si sabrá
de bombazos..." Y me enseña el recorte. Dicen las letras gordas de lo insólito, del
hombre que muerde al perro: "Mi objetivo es que España y Europa sepan que somos la
tercera capital". Esto es como si Borrell dijera: "Mi objetivo es que España y
Europa sepan que España limita al Norte con el Mar Cantàbrico". Como si Aznar
dijera: "Mi objetivo es que España y Europa sepan que Aragón tres, Huesca, Zaragoza
y Teruel..."
Como vecino de la ciudad que
adelantó por la izquierda (por la izquierda felipista del pelotazo) a Valencia, comprendo
perfectamente a Rita Barberá y le doy un homenaje. Con las cifras en la mano, Valencia
merece un desagravio nacional. Valencia, siendo Valencia, ni tuvo Expo ni Olimpiada en el
92. Valencia, siendo Valencia, no tiene ni siquiera terminada esa autopista de las penas
de Luis Herrero. Mucho Ave nuevo a Málaga y Barcelona, pero ni pío de Valencia. Cuando
según el censo de 1991, la provincia de Valencia tiene 2.141.100 habitantes y la de
Sevilla sólo 1.638.200. Cuando en 1995 el PIB por habitante de la Comunidad Valenciana
fue el 113% del índice nacional, mientras el de Andalucía se quedó en el 80%. Cuando
Valencia es la autonomía número 8 en renta per capita y Andalucía, la 16. A pesar de
ello, aquí no hay escuela valenciana en la política, ni cuando a aquella señora de los
pelos colorados se la llevaron a Madrid de ministra de Cultura. Ni se habla todo el año
de las Fallas como tenemos que aguantar hasta los propios sevillanos tanto hartazgo
hortera de sevillanas de la feria de abril y de salve rociera a las doce en punto de la
noche.
Valencia es la tercera capital
en número de habitantes y una desconocida potencia cultural y económica. De la Santa
Bárbara de su agricultura sólo nos acordamos cuando truenan vuelcos de camiones en
Francia. Aquí mucho Guggenheim, pero muy poca Cuidad de las Artes y la Ciencia. Hasta
mucho Juli y mucho José Tomás, pero muy poco Enrique Ponce. No reconocen ni la
valenciandad de ese postrado genio del humor que es Luis Sánchez Polack. Lo único bueno
que tiene lo suyo de la discreta tercería desconocida, doña Rita, es que, como Valencia
no está de moda en España, pues no tienen ustedes que aguantar por la televisión
nacional el espanto de Los Morancos de Valencia degradando la imagen de su comunidad y su
cultura, ni tuvieron ahí un Guerra y un González, lagarto, lagarto, ni un Mienmano... Se
queja usted por gusto, doña Rita. Lo que tiene usted que hacer es ir a Tómbola . Que
para eso es suyo...