En
estas Navidades, turrón de chocolate, en esta Navidad,
turrón de Suchard. Los seminaristas del Palacio de San
Telmo, a los que llamaban "los bichitos de luz" por su
indumentaria (beca roja sobre la sotana negra), en fila por
el Puente de San Telmo camino al Monumento a los Sagrados
Corazones de San Juan de Aznalfarache. Piscinas Sevilla en
la Avenida Ciudad Jardín, con su campo de fútbol con
altísimos focos, su bolera y su isla en medio de la piscina
familiar; en la parte del césped aledaña al Matadero olía a
vacas. El Campo del Subcomité junto al viejo Nervión del
Sevilla F.C. Los cines de verano en el Prado de San
Sebastián, con su selecta nevería, en cuyas mesas al entrar
ya estaban preparadas las botellas de agua, con largo
gollete. La Gran Plaza cubierta de albero, con su mercado de
pavos por Navidad, desaparecido cuando inauguraron la fuente
que cambiaba de color. Los pollos asados que vendían los
bares de los alrededores. La freiduría del comienzo de la
calle Marqués de Pickman, con su "industria subsidiaria" del
puesto de aceitunas en la calle. El Colegio San Antonio en
la Avenida Héroes de Toledo, frente a Hytasa, con entrada
por la calle Aragón; su director era Don Ricardo. El Colegio
Nuestra Señora de la Esperanza, donde se estrecha la calle
Escoberos; su directora era Doña Alfonsa Reyes ("la señorita
Alfonsita"); era sucursal del Colegio San Luis Gonzaga, de
la calle Trajano, frente a la academia de baile de Realito.
Casa Senra, en Pacheco y Núñez del Prado esquina a Bécquer,
donde ponían lenguados fritos tan grandes que se salían de
la ovalada bandeja de metal donde los servían. El Bar Plata,
cuando se llamaba Río de la Plata, de Benito Díez, en La
Resolana esquina a la calle Don Fadrique, frente a donde
estuvo Casa Cornelio y después la Basílica de la Macarena.
La calle Andueza con su bar de cristales, el Monumento a
Fleming mirando a la muralla (que después cambiaron de
ubicación, y luego retiraron para siempre), el puesto de
calentitos de la familia Alfonso y el kiosko de periódicos
de Emilia.
El "Mote Club" de la plaza de abastos de Triana. El Chato,
barman del Pasaje Feliciano. Antonio Traverso en su puesto
de carne haciendo compás. Manolo Caracol tomando una copa de
aguardiente a las claritas del día en el puesto de su amigo
Costillares. El Club Garrafa de la misma plaza de abastos.
Campito haciendo el paseíllo por las calles de Triana.
Angelito Dorado, un dandy en bicicleta. Las matas de orozuz
del Tejar de Pepillo. La escopeta de balines del guarda del
mismo tejar. Los caldos borriqueros y las alcachofas, las
vinagretas y los chochitos de vieja del Campillo. El
repartidor de prospectos de las películas del día. El
hombre-anuncio cargado con la cartelera del cine por las
calles. Los almanaques de Navidad de los tebeos. El Mekong
de los wiganes. Las estampas del "Capitán Marvel". Las
cajitas de cerillos, como se llamaba en Sevilla a las
cerillas. Las moreras de La Cartuja. Las jaulas de la
barbería "Los Pajaritos" en la calle Betis. La Escuela de
Artes y Oficios de la calle Antillano Campos. El encuentro
diario de los trabajadores de la Hispano con las aceituneras
del Inglés en la calle San Jacinto. Los azulejos de Orce del
bar El Cañaveral. Los aforismos tabernarios del mismo bar.
Las calesitas de Luis León en la plaza de San Martín de
Porres. La tienda "El Arca de Noé" en el barrio Voluntad. La
regla de los maestros. Don Arturo Carballo y sus historias y
novelas que le contaba a sus alumnos. "Casa Carrera, la casa
que más barato vende, Feria 23". Carbones Esteban en la
calle San Eloy. La fábrica de jabón de Brugier y Trujillo en
la calle Saturno. (Redactado con recuerdos enviados por los
lectores al correo:
[email protected] )
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